Berlín. EFE. Tras el cierre de casi 5.000 granjas, las autoridades alemanas confirmaron ayer que los primeros análisis de gallinas ponedoras que comieron piensos con dioxinas muestran tasas de esa sustancia 2,.5 veces a lo permitido.
Se trata, según el Ministerio de Agricultura de Alemania, de pruebas efectuadas a tres gallinas procedentes de Renania del Norte-Westfalia (oeste del país) en cuyo tejido adiposo se localizó una tasa de dioxinas de 4,99 picogramos por gramo (pg/g), cuando el máximo autorizado es 2 pg/g (billonésima parte de un gramo) .
“La carne no se estaba vendiendo. Los animales fueron sacrificados y sus cuerpos incinerados”, aclaró un portavoz de la cartera.
Los huevos procedentes de la explotación de donde eran las gallinas fueron devueltos y el departamento de Agricultura publicó en línea sus números de referencia.
El ministerio aclaró que la carne de estas aves suele venderse ordinariamente como sopa de pollo.
En el resto de análisis, otras tres explotaciones de gallinas dieron tasas por debajo de los 2 pg/g, igual tres de pavos, mientras en seis granjas de cerdos se registraron resultados inferiores a 1 pg/g.
La confirmación del Ministerio de Agricultura sobre las pruebas se produjo pocas horas después de que la revista Focus adelantara los resultados de un informe enviado el jueves a la Comisión Europea.
Mientras tanto, se estrecha el cerco sobre Harles & Jentasch, una de las 25 empresas fabricantes de piensos compuestos en las que se detectó altas tasas de contaminación por dioxinas.
El Ministerio de Agricultura del estado federado de Baja Sajonia dijo ayer que a los dueños de Harles & Jentasch se les investiga también por estafa y evasión tributaria.