El general estadounidense David Petraeus, que dirige las tropas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, explica que los insurgentes están replicando violentamente al creciente esfuerzo realizado por la coalición para ganar esta guerra, cada vez más impopular en Estados Unidos.
De las cinco muertes producidas ayer, cuatro fueron provocadas por el estallido de una mina casera, arma predilecta de los talibanes, y el quinto soldado murió en el sur del país, en un ataque de los insurgentes islamistas.
Con ello, en los últimos cinco días murieron 23 soldados de la fuerza de la OTAN (ISAF), de ellos 22 eran estadounidenses.
Más de las dos terceras partes de los 141.000 soldados extranjeros presentes en Afganistán proceden de Estados Unidos. Los refuerzos enviados por Washington en las últimas semanas elevarán esos efectivos a unos 150.000 en los próximos meses. Desde hace tres años, la insurrección de los talibanes se intensificó y se ha extendido a casi todo el país, mientras los rebeldes inflingen cada vez más bajas a las tropas extranjeras.
“Nadie puede cuestionar el hecho de que los talibanes extienden su presencia”, admitió ayer el general Petraeus en una entrevista con periodistas extranjeros en Kabul.
“Aumentaron sus ataques y ello se produce porque nosotros también incrementamos nuestros recursos y porque eliminamos los santuarios que establecieron en estos últimos años”, dijo el general.
“He dicho varias veces que este año las cosas serían más difíciles para las fuerzas internacionales”, añadió Petraeus.
“Las fuerzas estadounidenses y de la ISAF trabajan duro para tener los medios apropiados en Afganistán, y estamos en la fase final de este esfuerzo en términos de efectivos”, concluyó el general.
De momento, las bajas de las fuerzas internacionales llegan a niveles alarmantes.
Las zonas más conflictivas se sitúan al sur y este de Afganistán.
Los fallecimientos de ayer elevan a 485 el número de militares extranjeros muertos en Afganistán desde comienzos del 2010.
El año 2009 ya había sido de lejos el más letal para las tropas internacionales en casi nueve años de conflicto, con 521 muertos en un año, según un conteo sobre la base de los datos del portal internet independiente www.icasualties.org.
En total, 320 de los soldados extranjeros muertos este año eran estadounidenses, así como 1.267 de los 2.053 que cayeron desde comienzos de la guerra a fines del 2001, cuando una coalición internacional dirigida por Estados Unidos expulsó a los talibanes del poder en Afganistán.
Este infortunio se produce en un momento en el que, bajo la presión de una opinión pública opuesta al envío de efectivos a Afganistán, el presidente Barack Obama mantiene una cierta ambiguedad sobre el inicio de retirada que anunció para julio de 2011.
Altos responsables del área de defensa exhortaron de forma apenas velada a Obama a postergar esta fecha, y el general Petraeus declaró recientemente que no la consideraba obligatoria.
Además, Petraeus reconoció que la misión no tuvo suficientes recursos durante los nueve años en el país asiático.