Unos 30 sicarios irrumpieron la noche del jueves al viernes en la clínica Centro Cristiano Fe y Vida y por 10 minutos dispararon cientos de proyectiles de grueso calibre contra enfermos y personal del centro de ayuda, informaron agentes policiales y testigos.
Los atacantes, que se movilizaban en seis grandes vehículos todoterreno, penetraron en el centro, subieron disparando hasta el segundo piso y allí se ensañaron con 14 pacientes y trabajadores sociales, relató un agente policial. Al retirarse, sin dejar de disparar, mataron a otras cinco personas
“Al momento están confirmados 19 muertos del ataque, que fue el jueves casi a la medianoche”, informó la Policía Federal, que reportó, además cuatro heridos graves en el ataque en esta urbe de unos 750.000 habitantes.
Al momento en que se confirmaba el ataque a los adictos en recuperación en Chihuahua, en el estado de Tamaulipas, también limítrofe con EE. UU., se informó del hallazgo de 20 cadáveres en cinco sitios por la acción de un comando en la ciudad de Madero.
La Colonia Villa Nueva, donde está la clínica de rehabilitación, pasó la noche en vela luego del violento ataque, el tercero de este tipo registrado en un año en el estado de Chihuahua.
Apenas concluido el feroz ataque, y tras un corto silencio, un centenar de patrullas policiales y militares comenzó a llegar al sitio, seguidas por los servicios de socorro, que, en la mayoría de los casos, solo pudieron limitarse a comprobar los fallecimientos.
En setiembre del 2009, una banda de pistoleros fusiló a 18 pacientes en una clínica de la convulsionada Ciudad Juárez, y dos semanas después fueron acribillados, de la misma manera, diez más en otro centro de rehabilitación.
El presidente Felipe Calderón condenó enérgicamente el asesinato en un comunicado emitido desde Johannesburgo, adonde asistió al juego inaugural del Mundial.
“Son actos indignantes, que refuerzan la convicción de la necesidad de combatir con toda la fuerza de la ley a grupos criminales que realizan semejantes actos de barbarie”, señaló Calderón.
La confrontación entre los carteles se trasladó a los centros de adicción, los cuales, según versiones de la Policía, son utilizados por vendedores de droga para ocultarse de rivales o autoridades.
Los agresores, que huyeron sin que se conozca su paradero, dejaron un mensaje amenazante, informaron varios medios de prensa.
Según las primeras versiones, en el Centro Cristiano Fe y Vida están internados integrantes de la pandilla de Los Mexicles, vinculados al cartel de Sinaloa, que mantienen una guerra con la banda de Los Aztecas, relacionados con el cartel de Juárez, informó la Policía Federal, que guía las pesquisas.
La semana pasada se registraron también dos riñas en penales de Chihuahua donde murieron un total de cinco reos, víctimas de enfrentamientos anteriores entre estas dos pandillas.