La reducción del gasto público y privado en Estados Unidos se traduciría en un decrecimiento mayor de su producción y empleo y, con ello, sube la presión sobre economías fuertemente vinculadas a ese país, como la costarricense.
Ayer, el gobierno de Barack Obama firmó, tras el visto bueno del Congreso, la iniciativa que aumenta el tope de la deuda en $2,1 billones y recorta el gasto federal en unos $2,5 billones a lo largo de la próxima década.
El bajo crecimiento estadounidense y los efectos adversos de este recorte también podrían tener efectos indirectos sobre Costa Rica, pues se trasladan a otras naciones centroamericanas, región que acoge cerca del 20% del valor de las exportaciones ticas.
A estas preocupaciones se suma la crisis de deuda por la que atraviesa la Unión Europea, otro socio comercial de importancia, que también apostó por recortar el gasto en varios de sus países.
La tendencia al alza de los precios de las materias primas y el aún bajo vínculo comercial con países de las zonas geográficas más dinámicas (como Asia), asfixian la posibilidad de Costa Rica de crecer por la vía externa.
Este abanico de malas noticias enturbia el panorama sobre el crecimiento de la economía tica que, además, debe enfrentar un déficit fiscal histórico.
Muchos ciudadanos de ese país han respondido ante la crisis ahorrando más: el índice de ahorro personal creció un 5,4% tras el pago de impuestos, su mayor nivel desde agosto del 2010.
“El temor al desempleo o a una crisis se trae abajo el consumo. Esa variable afecta negativamente en el desempeño de la economía”, opinó Hairo Rodríguez, subgerente de Banco Cathay.
El Departamento de Comercio estimó que la economía estadounidense creció a un ritmo anual del 1,3% en el segundo trimestre tras expandirse solamente un 0,4% en el primero.
“El crecimiento probablemente será muy bajo en los próximos meses, debido a la fragilidad del gasto del consumidor, que representa el 71% del PIB de ese país”, dijo Alberto Franco, economista de Ecoanálisis, quien no descartó del todo la posibilidad de una segunda recesión.
Miguel Savastano, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental, del Fondo Monetario Internacional, dijo la semana pasada que los países centroamericanos deben incorporar dentro de sus previsiones un menor flujo de remesas, y una demanda más limitada sobre las exportaciones.
Con esto coincidió, Marco Chaves, analista de INS Valores, quien cree que una disminución en la actividad del principal socio comercial del país puede tener repercusiones en exportaciones y turismo.
También, Melvin Garita, analista de Lafise, dijo que de no repuntar la demanda privada en Estados Unidos es probable el paso de una desaceleración a una contracción económica que afectaría las exportaciones y la inversión extranjera.
Ayer, se intentó conocer la opinión de representantes del Ministerio de Comercio Exterior, pero no respondieron sus celulares.