Vida en la empresa: Darnos cuenta

Una cosa es comer y otra degustar. Una cosa es imaginar, otra razonar. Una cosa es leer, otra es estudiar. Así, darnos cuenta es registrar conscientemente todo

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Algunos estarán esta semana en ambientes no habituales. Irán a la playa o a la montaña. O disfrutarán de la ciudad sin atascos de tránsito. Los días parecerán más lentos. Las tardes lánguidas. Las noches tibias. Buenas condiciones para hacer algo que tampoco es habitual. Darnos cuenta.

Darse cuenta es observar. Presenciar. Usualmente vemos. Percibimos. Pero no nos damos cuenta. Una cosa es comer y otra degustar. Una cosa es imaginar, otra razonar. Una cosa es leer, otra es estudiar. Así, darnos cuenta es registrar conscientemente todo aquello que usualmente solo percibimos de manera epidérmica.

Maravilla leer a Carl Sagan cuando escribe que un grano de sal da para reflexionar sobre toda la química inorgánica. De igual manera, la hormiga que viaja incesante permitiría reflexionar sobre grupos, organizaciones, colaboración, supervivencia, adaptación. Y cualquiera de las hojas que miramos podría dar lugar a una reflexión sobre la fotosíntesis, indispensable para la vida en el planeta. La sal, la hormiga, la hoja, siempre han estado ahí. Observar, presenciar, admirarnos, son imposibles a menos que tengamos un poco de sosiego y voluntad.

Démonos cuenta de las maravillas cotidianas. El agua llega por la cañería. El teléfono nos mantiene interconectados. El pan llega a nuestra mesa como producto de miles de acciones y transacciones. Somos seres altamente interdependientes, lo cual es una razón para pensar en si tenemos o no disposición a la solidaridad. Estamos amenazados como especie. El cambio climático está aquí. Desde la Segunda Guerra Mundial no habíamos sufrido una amenaza tan difundida y de tanto impacto.

Capacidades mayores nos han dado como humanidad, más poder y a la vez, nos han hecho más vulnerables. El prodigioso cambio tecnológico nos obliga a revisar nuestra ética, empezando por decidir que no todo lo que es técnicamente posible es aceptable. Y continuando por disponernos a atacar las brechas que el desarrollo tecnológico va a crear. No queremos que el mundo se parta entre quienes resulten ganadores y quienes resulten perdedores a raíz de estos cambios. Hasta donde se sabe, los seres humanos somos la única manifestación de la vida donde pulsan trazas de racionalidad y, por tanto, de responsabilidad.

Debemos responder a ambos retos estableciendo reglas, como lo hemos hecho por siglos, para lograr una convivencia ordenada, confortable, sostenible en el universo.

Alvarocedeño.com