La caída en la construcción de viviendas en el país se recrudece debido a las consecuencias negativas del coronavirus.

Los desarrolladores inmobiliarios mermaron el ritmo de edificación de sus proyectos debido a la mayor incertidumbre económica y a las medidas para evitar el contagio del covid-19.

La emergencia sanitaria estalló cuando la industria de la construcción privada reportaba una contracción de 12 meses consecutivos como consecuencia en la menor edificación de casas para clase media y de interés social.

En febrero, el sector registró una variación interanual de -11,9% según el índice mensual de actividad económica (IMAE) elaborado por el Banco Central de Costa Rica (BCCR).

El trámite de permisos de construcción para casas y apartamentos también mostró, en el primer trimestre de este año, una caída del 7%.

Entre enero y marzo del 2020, el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) registró un total de 503.032 metros cuadrados en permisos de construcción habitacional. Mientras que en el mismo periodo del 2019 fueron 542.696 metros cuadrados.

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El otro indicador relevante que muestra el estrujamiento de esta industria es el crédito.

A febrero pasado, el saldo de préstamos para vivienda del sistema financiero fue de ¢5,9 billones, lo cual significó un crecimiento del menos 1% frente al mismo mes del 2019, según datos del BCCR.

María Andrea Arias, presidenta del Comité de Vivienda y Desarrollo Inmobiliario de la Cámara Costarricense de la Construcción, confirmó que el covid-19 provocó la suspensión de nuevas proyectos habitacionales.

“El inicio de obras nuevas en proyectos habitacionales se ha detenido mayoritariamente por problemas de financiamiento y la incertidumbre que existe”, recalcó Arias.

La vocera destacó que el sector inmobiliario tiene un peso muy relevante en la economía de Costa Rica, pues aporta el 13% del empleo y representa el 30% de la cartera de crédito del sistema financiero nacional.

El sector inmobiliario registra, desde el segundo semestre del 2017, una reducción en la edificación de viviendas nuevas cuando se hicieron poco más de 18.000. Mientras que al primer semestres del año pasado se hicieron menos de 14.000, según el informe de Estadísticas de la Construcción del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

Nuevos cronogramas y más flexibilidad

La emergencia sanitaria provocada por el coronavirus obligó a la mayoría de desarrolladoras a efectuar ajustes en sus planificaciones de construcción. Así como a explorar alternativas con potenciales clientes.

En lo que coincidieron las empresas consultadas por La Nación es que el financiamiento bancario para la finalización de las obras sigue en pie. Pero son conscientes de que la realidad del mercado generará ajustes.

Randall Ávalos, gerente de Desarrollo de Casa Max Inmobiliaria, comentó que la edificación de los proyectos se hace más despacio con base en las expectativas de ventas a futuro.

“Hubo una disminución de cantidad de personas trabajando en proyectos activos, para alargar los plazos y retrasar el inicio de los proyectos nuevos hasta ver un cambio en la situación”, explicó Ávalos.

El vocero señaló que mantienen la ejecución de proyectos en Guachipelín de Escazú, Ciudad Colón, Moravia y en Heredia.

De cara a los clientes, las compañías desarrolladoras analizan caso por caso y buscan opciones en conjunto.

“Hemos entendido la situación y estamos abiertos a ayudar a nuestros clientes hasta donde sea posible. Como ejemplo hemos flexibilizado pagos y extendido fechas de entrega”, destacó Rodrigo Cedeño, director de Mercado y Ventas de Rocca Development Group.

Las promociones y descuentos son otras de las medidas implementadas para cerrar acuerdos.

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Por ejemplo, en Garnier & Garnier Desarrollos Inmobiliarios asumen las tres primeras cuotas de la prima y el cliente empieza a pagar a partir del cuarto mes en uno de los proyectos que edifican en La Uruca, contó Karla Quevedo, gerente Comercial de la firma.

Otras opciones, dijo Quevedo, son los descuentos en precios y ampliar plazos para formalizar las compras.

Los ajustes también se prevén en el sistema financiero y los productos que ofrecerán a sus clientes una vez que los efectos económicos del coronavirus empiecen a aminorar.

“Estamos preparando programas especiales y condiciones especiales, para que luego de ello nuestros clientes puedan acceder a dichos financiamientos, promoviendo el impulso en la actividad económica y en el empleo que requiere el país”, destacó Allan Calderón, subgerente General de Crédito y Riesgo del Banco Nacional.

Rossy Durán, gerente de Finanzas del Banco de Costa Rica, comentó que desde antes de la pandemia notaban una disminución en solicitud de financiamiento inmobiliario.

“Algunos clientes que mantenían en proceso de estudio financiamientos asociado a proyectos inmobiliarios o inversiones fijas han notificado que su proyecto se estaría suspendiendo de forma temporal, quedan en pausa”, destacó Durán.

La funcionaria confirmó que actualmente trabajan en sus procesos internos para ofrecer mejores condiciones crediticias a sus clientes.

Industria prevé impacto por varios años

Las consecuencias de la pandemia del coronavirus tienen menos de dos meses en la economía costarricense, pero su impacto económico perdurará por varios años en la industria inmobiliaria.

Por lo menos así lo prevén especialistas y empresarios del sector al analizar los primeros efectos del covid-19.

Para Franklin Solano, investigador de la Fundación Promotora de la Vivienda (Fuprovi), la crisis llegó en un momento complicado para el sector inmobiliario, pues reporta baja dinamismo y la pandemia golpeará la capacidad de compra de las familias.

“Si había gente pensando en comprar casa, difícilmente saldrá ahora a formalizar un crédito y utilizar sus ahorros”, destacó el analista.

Solano destacó que, otra de las dificultades de la industria, será que muchas de las casas construidas tendrán dificultades en venderse, máximo porque el mercado de la vivienda del país no se caracteriza por reducción significativa en precios.

El investigador recordó que, durante la crisis económica global del 2009, el sector inmobiliario costarricense tardó dos años en recuperarse.

“El mercado tenderá a ser más lento. Es probable que las personas sean más cuidadosas al momento de comprar. El problema también será que muchos inversionistas tendrán su dinero invertido en proyectos que probablemente no se venderán de manera fácil. Esta crisis golpeará más al sector”, afirmó Solano.

Rodrigo Cedeño, director de Mercado y Ventas de Rocca Development Group, coincidió con el especialista en que la sector la crisis sanitaria lo obligará a replantear proyectos inmobiliarios.

“Muy probablemente pasen años antes que el mercado se vuelva a comportar de manera estable”, destacó Cedeño.

Añadió que la industria deberá ofrecer a futuro espacios que permitan a las personas trabajar desde casa con ambientes más eficientes y de alta conectividad.

Para María Andrea Arias, presidenta del Comité de Vivienda y Desarrollo Inmobiliario de la Cámara Costarricense de la Construcción, el apoyo del Gobierno será fundamental para la reactivación de la industria.

“El golpe al empleo ha afectado sensiblemente la venta de viviendas nuevas. En estos momentos resulta muy preocupante el tema del desempleo, ya en niveles históricamente altos antes de la emergencia sanitaria”, destacó Arias.

La vocera enfatizó que la Cámara presentó al Poder Ejecutivo una serie de medidas de reactivación económica y mejora regulatoria para atender la situación del sector construcción.

Además recordó que la industria tiene un efecto dinamizador en la economía, con lo cual será clave para el proceso de recuperación.