Washington. AFP. ¿Starbucks promete contratar a 10.000 refugiados? Los seguidores de Donald Trump llaman a boicotear a la cadena de cafés estadounidense. ¿Uber es acusado de apoyar el decreto de antiinmigración del presidente? Una oleada de personas se sale del servicio de transporte.
Con la asunción de Donald Trump en Estados Unidos, las profundas divisiones de la sociedad comienzan a repercutir en las empresas, que se ven obligadas a hacer ejercicios de equilibristas para no perder potenciales clientes.
“Tradicionalmente las empresas han hecho todo para dar la impresión de ser neutrales pero ya no pueden mantenerlo. El mayor problema es que todo lo que puedan decir corre el riesgo de ser mal interpretado”, dijo a la AFP Bruce Turkel, experto en mercadeo.
La marca de calzado New Balance sufrió las consecuencias de este clima, corriendo el riego de registrar una caída de sus cotizaciones en la bolsa de valores o perder reputación.
Poco después de la elección del candidato republicano, el director ejecutivo de la marca, Matt LeBretton, dijo que “las cosas parecen ir por buen camino”. Enseguida, se levantó una amplia campaña de boicot en Twitter que obligó a la empresa originaria de Boston a asegurar que apoya a las personas de todos los ámbitos.
El gigante de sodas Pepsico vivió una experiencia similar, pero desde el otro lado. Dos días después de la elección, la directora Indra Nooyi aseguró que sus empleados entraron “en llanto” y transmitió sus inquietudes. “Nuestros empleados, especialmente quienes no son blancos (...) preguntan: ‘¿Estamos seguros?’”.
Pero luego llegó la sanción. “Es momento de pasar de Pepsi”, alentó el sitio ultraconservador The Gateway Pundit .
Generalmente, las convocatorias a boicotear una firma son hechas en foros como Reddit, 4Chan, Facebook y Twitter. Pero en algunos casos se realizan acciones más estructuradas.
Marcas en la mira. El sitio Grab Your Wallet, lanzado en octubre, publicó un censo minucioso de las empresas sospechosas de ser partidarias de Trump, ya sea porque sus dirigentes contribuyeron en la campaña del magnate o porque tienen negocios con la familia del presidente.
Los grandes distribuidores Macy’s o Walmart, así como la marca de cerveza Yuengling, están en esta larga lista de firmas a las que se llama a boicotear.
“Las marcas siempre fueron políticas, pero ahora los consumidores tienen los medios para saber y tomar decisiones en función de eso”, afirmó a la AFP la cofundadora del sitio, Shannon Coulter. Para ella, “ las empresas deben dar explicaciones sobre el por qué de alinearse con una administración considerada como extremista”.
Igualmente, es difícil evaluar el impacto de estos llamados a boicotear en las redes sociales. “Los consumidores tienen una memoria extremadamente corta”, manifestó a la AFP Merry Carole Powers, especialista en mercadeo.
A pesar de eso, algunas empresas no quieren correr el riesgo de perder consumidores o permanecer inertes. Ya en la mira, la cadena de tiendas Nordstrom anunció que no venderá más ropa de Ivanka Trump, la hija mayor del presidente.
“Si se mantienen pasivas no ganarán nada. Las empresas deben entender quiénes son sus clientes y cuáles son sus valores”, aseguró Turkel.
Frente a frente. Uber parece estar tanteando el panorama. Al principio, la empresa tomó distancia respecto al decreto antiinmigración de Trump; no obstante, luego fue acusada de sacar provecho de la movilización que los taxistas encabezaron contra el texto y una ola de personas optó por desabonarse del servicio de transporte.
Su rival Lyft se perfiló para el lado de los anti-Trump. Donó $1 millón a la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU), que impuso una demanda judicial contra el decreto que suspende la acogida de refugiados musulmanes durante 120 días, así como el ingreso por 90 días de ciudadanos de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, mientras se revisan los criterios de admisión. Tras su donación, Lyft fue por primera vez más descargada en teléfonos iPhone que la aplicación de Uber.