Para nadie es un secreto que la llegada de la pandemia obligó a las personas a buscar formas o maneras de reinventar su estilo de vida para adaptarse a la nueva normalidad que trajo la covid-19.
Las restricciones sanitarias como el distanciamiento social, el no poder salir de casa para evitar un contagio, la restricción vehicular y, también, la necesidad de hacer deporte en cuarentena, hicieron que muchos costarricenses optaran por comprar una bicicleta.
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Según datos suministrados por el Servicio Nacional de Aduanas del Ministerio de Hacienda, el valor de importaciones de bicicletas al país aumentó un 11% en los primeros 11 meses de 2020, respecto a los primeros 11 meses de 2019.
Asimismo, se observa que de enero a noviembre de 2020, con respecto al mismo período de meses del 2018, la variación interanual creció un 18%.
“Con la pandemia el ciclismo se puso de moda y es una realidad mundial”, afirmó Oscar Ávila, presidente de la Asociación de Fabricantes e Importadores de Bicicletas y Afines (Afiba) y dueño de Avimil Costa Rica.
Ávila, en representación de Afiba y Avimil, y dueños de dos grandes ciclos de Costa Rica como el Ciclo San Nicolás y el Ciclo Víctor Vargas, afirmaron que existió un aumento sin precedentes en la compra de bicicletas en sus negocios durante la pandemia, y que las personas las buscan mayoritariamente para practicar ciclismo, y también como medio de transporte para ir al trabajo o simplemente para hacer mandados al supermercado.
“Sí se ha notado bastante el aumento de la demanda de las bicicletas, ya que básicamente a la hora de andar en la calle yo como ciclista, normalmente se ve una cantidad bastante grande. Y también ciclistas nuevos, principiantes que buscan como asesoría”, dijo Víctor Vargas, ciclista y propietario del Ciclo Víctor Vargas.
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También, algunas personas han preferido invertir en una bicicleta que en hacer la compra de un carro, ya que se les facilita la manutención de esta y, además, les mejora la salud física y mental.
“Hay muchas personas que no pueden tener acceso a un vehículo porque esto representa un alto costo (marchamo, gasolina, seguro). La bicicleta es muy fácil de mantener y además ayuda a mejorar la salud física de las personas”, dijo Vargas.
“Hay testimonios de muchas personas que han perdido peso y han mejorado su presión arterial y han bajado niveles altos de azúcar, mejorando su estilo de vida gracias a la bicicleta”, comentó Johnny López gerente de Ventas y Mercadeo del Ciclo San Nicolás.
Asimismo, con la gran ola de compradores de bicis se ha impulsado la venta de equipo, accesorios y ropa deportiva, tales como licras y jersey de ciclismo, pedales, guantes, anteojos, cascos y zapatos.
La alta demanda y los precios
Otro factor importante que ha reflejado el incremento en la demanda de las bicicletas es la escasez de repuestos y los retrasos en la producción y entregas de parte de las grandes fábricas de refacción, ya que muchas de ellas tuvieron que cerrar sus operaciones por la pandemia.
Esto provocó que la industria se colapsara por la poca oferta durante algunos meses; sin embargo, en el caso de Costa Rica, Ávila afirma que ya el mercado está volviendo a sus niveles normales.
Por otra parte, el valor de la importación de ese producto en este 2020 ronda los $20,23 millones, frente a los $16,01 millones en 2019; y $14,47 millones en 2018, según los datos del Servicio Nacional de Aduanas.
“Los precios sí han aumentado pero no tanto por la demanda, sino por el tema del dólar que sí estuvo un poquito más alto. Normalmente los proveedores lo que hacen es exigir un pronto pago en vez de subir los precios”, explicó Vargas.
Además, entre las bicicletas más buscadas por los costarricenses destacan: las bicicletas de gama baja (precio más bajo), las bicicletas urbanas (las que son para andar normalmente en la calle) y las de montaña (ya para practicar ciclismo).
En promedio, los precios van desde los ¢100.000 en la gama baja para las personas que están iniciando, y de los ¢300.000 en adelante para los que ya quieran bicis más especializadas como las eléctricas, que salen aproximadamente en ¢550.000.
También los que usan la bicicleta para trabajar en plataformas de entrega como UberEats y Glovo, el precio es de ¢200.000 en adelante.
“Las bicicletas de montaña son las más apetecidas; no obstante, hay ventas importantes en bicicletas de ruta, gravel, Enduro, eléctricas, bananas y BMX”, expresó Ávila.
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Asimismo, los ciclos brindan asesoría a las personas antes de que tomen la decisión de hacer la compra de la bicicleta, ya que explican que hay mucho desconocimiento en la población cuando llegan a buscarla, y se dejan guiar por factores como el color y el diseño, y no por la necesidad por la que la quieren.
“Tratamos de que la persona compre una bicicleta dependiendo de la actividad que vaya a realizar, que no haga una mala inversión; que no la compre ni le funcione porque la está usando mucho porque es una bici muy económica, ni vaya a comprar una bici muy elevada en precio y que el uso sea mínimo, pudiendo obtener otras mejorías como accesorios”, expresó Vargas.
La bicicleta se convirtió en el medio de transporte más buscado y de moda en estos nueve meses de pandemia. Muchas personas han optado por disfrutar de este deporte de manera individual para evitar aglomeraciones y el contacto directo con otras personas.