Colegios privados invierten en infraestructura y metodologías para atraer a más estudiantes

Tras adoptar el bilingüismo y obtener acreditaciones reconocidas, los centros privados marchan hacia una una nueva etapa donde el objetivo es buscar la integración a redes internacionales

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Los centros educativos privados se enfocan en construir infraestructura, adquirir licencias de nuevas metodologías de enseñanza y asociarse a redes internacionales de instituciones con el fin de fortalecer su oferta académica y atraer a más estudiantes.

En Costa Rica, operan 526 centros educativos privados entre preescolares, escuelas y colegios que cuentan con la autorización del Ministerio de Educación Pública (MEP). La mayoría se concentra en la Gran Área Metropolitana (GAM).

Matt Harbinson, CEO de Inspired Group para América Latina, quien es un especialista en procesos de educación, explicó que las escuelas y colegios privados en el mundo pasaron por tres grandes etapas.

La primera fase fue convertirse en centros educativos bilingües con el objetivo de formar estudiantes que aprendan un segundo idioma. El siguiente paso fue la aparición de las certificaciones internacionales.

“Durante muchos años las escuelas y colegios privados buscaron certificaciones para que un tercero respalde las buenas prácticas en las instituciones”, señaló Harbinson.

La etapa actual es la integración a redes internacionales que agrupan centros educativos privados en diferentes países.

Blue Valley School es un ejemplo de esta nueva tendencia. La escuela y colegio bilingüe de capital costarricense decidió incorporarse a Inspired Group, una red internacional de 32 centros educativos en 12 países.

El ingreso de Blue Valley School al grupo educativo le permitirá recibir una inversión de $2 millones en los próximos años para el desarrollo de infraestructura, capacitación para su personal y compra de equipos tecnológicos.

El centro educativo costarricense también podrá operar bajo el concepto de campus global, este mecanismo de trabajo permite replicar metodologías de enseñanza que tuvieron buenos resultados en un país para llevarlos a otras naciones de la red.

“Un ejemplo de esto son las clases espejo con las cuales podemos utilizar una forma de trabajo en Perú y replicarla en Inglaterra, por ejemplo. El concepto de campus global elimina las fronteras y nos permite integrar, poco a poco, a todos los centros educativos del grupo”, indicó Harbison.

Otro ejemplo de una institución que puso en marcha un agresivo plan inversión en infraestructura educativa es el Colegio Humboldt.

Este centro educativo privado que se ubica en Pavas (San José), invirtió $12,3 millones este año para terminar el edificio de primaria, además de construir un anfiteatro, un parqueo y una terminal de busetas.

Las obras se financiaron con $6,4 millones que se obtuvieron mediante una emisión de bonos bajo la figura de un fideicomiso de titularización y los restantes $5,9 millones fueron aportados por el colegio.

El edificio de primaria tendrá dos niveles. En el primero se construyeron aulas, un área multiuso y una plaza central, mientras que en el segundo nivel se desarrollaron más aulas, baños, un área de cocina y un salón para adecuaciones curriculares.

El anfiteatro tiene una capacidad para 448 personas sentadas, vestíbulo interno, baños, escenario y área para alimentación.

El Colegio Humboldt también construyó una terminal de busetas con estacionamiento, caseta de seguridad y rampa para acceso a los vehículos.

Nuevas formas de enseñar

La infraestructura es importante y muy atractiva a la hora de elegir un centro educativo privado, pero existen instituciones que le apuestan también a licencias para implementar nuevas metodologías de enseñanza.

La escuela True North ubicada en Escazú, adquirió la licencia colombiana Learnign One to One, y la trajo al país en el 2016.

En este centro educativo utilizan una metodología de enseñanza conocida como personalized learning (aprendizaje personalizado); con este sistema los estudiantes no están divididos en grados, no se imparten asignaturas como español y matemática y tampoco se aplican exámenes.

Natalie Farrer, directora fundadora de True North, explicó que su metodología de enseñanza pretende empoderar a los niños para que pueda ser protagonistas y proponer en su propio proceso de formación.

“En nuestra metodología los profesores ofrecen presentaciones sobre temas específicos a los estudiantes, son más cortas que una lección tradicional. También se les asigna una lista de metas semanales y los mismos niños programan la forma en que consiguen esas metas, con esto les enseñamos a organizarse”, precisó Farrer.

En este sistema de enseñanza los alumnos están divididos por talleres y no por grados, de esta forma, el taller uno agrupa a estudiantes de tres y cuatro años, el taller dos reúne a los de cinco y seis años, y así sucesivamente, hasta el taller cuatro.

“Separar a los niños por grados y edades, como ocurre en el sistema tradicional, solo genera competencia y lo que nosotros pretendemos es incentivar la colaboración”, aclaró Farrer.

El sistema de evaluación integra el cumplimiento semanal de metas de cada estudiante, las evaluaciones personalizadas que los profesores hacen para los alumnos y pequeñas pruebas en las cuales no se ponen calificaciones porque la idea es identificar las falencias del niño para mejorar esa área.

“Si no hay calificaciones, el niño no va a tener temor de equivocarse y demostrar que no sabe algo, de esta forma podemos trabajar con ellos para mejorar sus conocimientos”, concluyó la directora de True North.

Este centro educativo abrió sus puertas en 2016 con diez estudiantes y para el 2019 tendrán 100 alumnos en su sede de Escazú y empezará a implementar la metodología de enseñanza en otras dos instituciones que operarán como escuelas satélites.

De acuerdo con Farrer, True North espera concluir este año el proceso de acreditación de su metodología ante el MEP.