Berlín y Nueva York. AFP y AP. El grupo farmacéutico alemán Bayer AG logró ayer, tras meses de negociaciones, comprar al controvertido fabricante de pesticidas y semillas genéticamente modificadas Monsanto.
La firma alemana adquirió al competidor en $66.000 millones, con lo cual se convierte en la adquisición más cara jamás realizada por un grupo alemán.
Bayer y Monsanto firmaron el miércoles un acuerdo de fusión por adquisición de $128 por acción, anunció la firma germana en un comunicado.
Juntos, Bayer y Monsanto se convertirán en un gigante mundial con una cifra de negocios anual de $25.800 millones y una plantilla de 140.000 empleados.
La compra se catalogó como polémica primero por el costo de la acción y los antecedentes de Monsanto.
El gigante estadounidense es fabricante del polémico herbicida Roundup (glifosato), cuyos efectos en la salud humana ha sido cuestionados repetidamente.
Pese a las críticas, Werner Bauman, presidente de Bayer, aseguró que sería capaz de “lidiar con la reputación de Monsanto”, esperando compensarla con la imagen de su propio grupo.
Bayer logró evitar que las negociaciones se torcieran con el grupo estadounidense; después de mejorar su oferta de compra.
La primer oferta formulada en mayo fue de $122 por acción, un total de $62.000 millones.
Las distintas ofertas propuestas por Bayer desde mayo, cada vez más elevadas, habían sido declinadas hasta por el grupo estadounidense, que se mostraba abierto a negociar haciendo saber que tenía otras proposiciones. Pero los misteriosos rivales nunca se materializaron.
“Realmente, Bayer está pagando demasiado, así que deberá lograr el mayor beneficio posible de la fusión”, consideró el analista de DZ Bank, Peter Spengler.
Se espera que ambos grupos quieren cerrar antes de 2017, aumente su beneficio bruto de explotación en torno a $1.500 millones al cabo de tres años.
Críticas en casa. En Alemania, un país cuya sociedad se opone mayoritariamente a los transgénicos, la compra de Monstanto por parte de una de las compañías históricas de la industria nacional, ha caído como un jarro de agua fría.
Entre las organizaciones y políticos ecologistas, que también critican con frecuencia los pesticidas de Bayer y califican la fusión de “matrimonio infernal”.
Ciertos agricultores temen verse atados de pies y manos a la hora de negociar con un solo proveedor la compra de semillas, fertilizantes y pesticidas, pues es solo el último episodio de un proceso de creciente concentración en la industria química.