La Habana.- Con dificultades para conseguir divisas extranjeras, el gobierno cubano informó de que reducirá sus importaciones y que revisará a las empresas que hoy tienen esta tarea para presionar por la sustitución de sus compras externas.
“Tenemos que revisar a las entidades que tienen esquemas de financiamiento en divisas aprobados, las importaciones, para ajustar las mismas a los niveles imprescindibles”, expresó el sábado 13 de abril el ministro de Economía y Planificación de la isla, Alejandro Gil.
“Incluso reducir los coeficientes de retención para lograr un nivel de aporte a la cuenta de financiamiento central de forma tal que se puedan priorizar los pagos más importantes y dentro de ello las deudas con países priorizados”, agregó.
Las empresas estatales son, en Cuba, las encargadas de comprar toda clase de insumos y productos para la industria y la economía, desde el petróleo, las piezas de repuesto y los tractores, hasta ciertas mercancías que la población compra en los supermercados.
"Los planes de compras en el exterior los vamos a revisar en conjunto con las empresas con el objetivo de disminuir las importaciones y buscar las soluciones a las demandas en el territorio nacional” , agregó Gil.
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La sustitución de importaciones suele ser difícil para la industria debido a la poca producción local de la nación caribeña, que se concentra, principalmente, en áreas de poco valor agregado y con problemas, incluso en su circulación –como por ejemplo, por la falta de envases–, por lo que deberá realizar un programa de inversiones.
Gil compareció durante una sesión extraordinaria de la Asamblea del Poder Popular, el Parlamento encabezado por el expresidente y primer secretario del Partido Comunista (PCC), Raúl Castro y el actual mandatario Miguel Díaz-Canel.
La crisis política de Venezuela, el principal socio comercial de Cuba y proveedor de la mitad del petróleo que consume el país, así como un fuerte incremento de sanciones financieras de Estados Unidos para presionar por un cambio en el modelo político de la Isla, impactaron en la nación caribeña, cuya población padece desabasto muchas veces, así como falta de materias primas para su industria y no tiene dinero para pagar a sus proveedores.
En ocasiones muchos de los directivos de las empresas estatales suelen quejarse del centralismo, que les impone trabas burocráticas o interviene en sus decisiones, ocasionando una baja productividad. Al mismo tiempo, socios extranjeros lamentan que Cuba no pague sus deudas.
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Paralelamente, el ministro Gil insistió en reiteradas ocasiones, durante su comparecencia, en la urgente necesidad de sustituir importaciones de alimentos y combustible –que este año alcanzan una factura de $5.000 millones, dijo–, así como los insumos de la industria turística, el motor de la economía, a fin de que cada dólar que ingrese por este sector no se gaste para traer productos de afuera, desde toallas hasta frutas.
Las autoridades están tratando de manera explícita que la situación no se vuelva un nuevo Periodo Especial, la crisis de la década de 1990 tras la caída de la Unión Soviética, el principal aliado de Cuba de entonces, que dejó a los isleños con apagones de 12 horas, completo desabasto de alimentos y carencias de todo tipo.
Durante esta semana, la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, indicó que aunque se logró cumplir con la canasta que todos los cubanos reciben mensualmente, hubo problemas en el abasto de productos como pollo, cerdo y huevo, y que las ventas minoristas en el primer trimestre alcanzaron un 92,5% de lo planeado.