Columna Competencia Perfecta: Diseño y negociación

Es fundamental asegurarse que actores políticos y sociales comprendan que el ajuste no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para mejorar la acción gubernamental.

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Retomar el proceso de ajuste en las finanzas gubernamentales – ahora en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional – implicará enfocarse en dos esfuerzos claves: el diseño técnico y la negociación política.

El primero de ellos le corresponderá al equipo económico del Ejecutivo e implica el diseño de una propuesta de ajuste que no sólo ataque el problema de manera efectiva desde la perspectiva de la aritmética fiscal, sino que, además, proponga una distribución de la carga del ajuste entre diferentes segmentos de la población.

Esta propuesta no puede entenderse como un conjunto de acciones independientes, sino que debe contemplar cierta integralidad pues, al final del día, los efectos sobre los balances fiscales y, especialmente, los distributivos dependerán de la mezcla elegida y, evidentemente, de la secuencia con que van siendo adoptadas e implementadas.

En el contexto actual, los espacios para la providencial gradualidad de la política pública costarricenses son virtualmente inexistentes, no sólo por el tamaño del desequilibrio y las dificultades para estructurar un ajuste por el lado del gasto que no se construya sobre la base del recorte irreflexivo, sino porque la clave es dar un golpe de timón certero, que restaure credibilidad y, sobre todo, mejore con rapidez las condiciones crediticias. Esto hoy parece sólo posible, de manera realista, con medidas puntuales de aumento en la carga impositiva.

Sobre esta base comienza la tarea realmente compleja de la discusión y negociación políticas.

Llevar a buen puerto esta negociación demanda de la cabeza del Ejecutivo y de su equipo político liderazgo, estrategia y capacidad de comunicación suficientes para lograr los acuerdos necesarios.

Es fundamental asegurarse que actores políticos y sociales comprendan que el ajuste no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para mejorar la acción gubernamental.

De los grupos políticos y de interés la negociación demandará madurez y responsabilidad. No sólo para entender la gravedad de la coyuntura, sino sobre todo para evitar adoptar posiciones que conduzcan a que se destruyan los espacios de negociación y diálogo.

Aquellos que entiendan el ajuste como una especie de vendetta nada aportan a la convivencia democrática y sus intenciones deberían queda claramente expuestas, pues reflejan peligrosas inclinaciones populistas o la pretensión de aprovechar las disfuncionalidades del sistema político para perpetuar el secuestro al que han sometido durante años a los presupuestos y las políticas públicas.