El adelanto de pensión o jubilación reducida es una modalidad de retiro que dejará de existir en el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), a partir del 2020.
Sin embargo, desde sus inicios, en el 2005, hasta el 2017, se contabilizaron 44.474 personas retiradas por medio de esta modalidad, lo cual representa el 17,5% de los 253.795 pensionados actuales.
El gasto en este tipo de jubilación es el que más creció en los últimos cinco años, según la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
A continuación, cinco claves para entender en qué consiste la pensión reducida y su impacto en el principal fondo de jubilaciones de Costa Rica.
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1- Origen. La Junta Directiva de la Caja creó la pensión reducida en el 2005, cuando era presidente ejecutivo de la institución Alberto Saenz. Junto a este cambio se introdujeron otra serie de reformas que pretendían mejorar la sostenibilidad del sistema, como por ejemplo, el aumento en el porcentaje de cotización, que era de 7,5% del salario (que pagaban el trabajador y el empleador) y que pasó, en ese momento, al 10,5%, aunque de manera gradual.
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Sin embargo, la posibilidad de anticipar la pensión se decidió eliminar, en octubre del 2015, debido al impacto en las finanzas del IVM, tras una década de vigencia.
Rodrigo Arias, actuario encargado del estudio actuarial al IVM, recalcó que el adelanto de pensión estuvo mal planteado desde el inicio, pues la CCSS no hizo ningún estudio técnico del impacto financiero y actuarial del nuevo beneficio.
2- ¿Cuál era el beneficio? En la pensión reducida los hombres podían pensionarse a los 62 años y con 300 cuotas, dicha medida permitía a los varones jubilarse hasta cinco años antes de cumplir con el mínimo de 462 contribuciones para una pensión normal por vejez.
En el caso de las mujeres, el adelanto consistía en retirarse a los 60 años y con un mínimo de 300 contribuciones al IVM. En este caso, la jubilación se anticipaba hasta por tres años, pues no era necesario contar con las 450 cuotas requeridas para la jubilación.
3- ¿Cuál fue el impacto? El adelanto de pensión generó que miles de personas se retiraran antes de cumplir los requisitos normales para pensionarse por vejez.
El resultado, en la práctica, significó que el IVM dejara de percibir contribuciones mensuales y más bien, comenzara a pagar la pensión a miles de personas.
Édgar Robles, exsuperintendente de Pensiones, recalcó que el problema se agravó cuando a muchos de los jubilados por pensión reducida el monto de la pensión no llegaba al mínimo (hoy en ¢130.633) y la Caja comenzó a subvencionar la diferencia.
4- En busca de ingresos. Para enfrentar los problemas financieros generados por el adelanto de pensión, la Junta Directiva de la Caja acordó elevar la contribución estatal de 0,58% a 1,24%, en julio del 2016.
Sin embargo, el Ministerio de Hacienda se niega a realizar la contribución adicional y, al cierre del año pasado, la deuda estatal ascendió a ¢84.171 millones, según los estados financieros del IVM.
5- Fin del adelanto de pensión. En octubre del 2015, los directivos de la CCSS acordaron eliminar, de manera gradual, el adelanto de pensión. La decisión tomada consistió en elevar, en un periodo de cinco años, las cuotas necesarias para aplicar a una jubilación reducida.
De 300 cotizaciones se subió a 320 en noviembre del 2015; de 320 a 420 en mayo del 2017 y de 420 a 462, en diciembre del 2018.
El actuario Rodrigo Arias explicó que el cambio al final lo que significa es que el trabajador se jubilará con una pensión normal por vejez a partir del 2020.