Los empleados separados de la empresa estaban en receso forzado desde agosto de 2012, y fueron despedidos tras infructuosos esfuerzos para conservar sus puestos de trabajo, señaló el sindicato de metalúrgicos de Sao José dos Campos.
Los trabajadores formaban parte de una línea de producción suspendida por la GM, donde se fabricaban los modelos Meriva y Zafira.
La empresa decidió interrumpir la producción de esos modelos alegando falta de inversiones.
En un comunicado, difundido por el sitio de noticias G1, la General Motors confirmó la salida de los casi 600 empleados de una de sus ocho líneas de producción en Sao José de Campos.
En la planta trabajaban 750 empleados, pero la compañía decidió mantener sólo a 150 de los metalúrgicos, según el sindicato.