En el segundo trimestre de este año la tercera parte de los muchachos entre 15 y 24 años que componen la fuerza laboral juvenil no encontraban trabajo o querían cambiar el que tienen, eso equivale aproximadamente a unos 122.000 jóvenes.
Entre los trabajadores adultos (de 25 años y más) este porcentaje es de apenas 13%.
Este indicador se denomina “tasa de presión general” y es uno de los que publicó el martes 7 de agosto el Instituto Nacional de Estadística y Censos como parte de la Encuesta Continua de Empleo.
Según dicha encuesta el desempleo en general en el país se mantuvo en 8,7% en el segundo trimestre de este año, sin cambios significativos respecto al resultado del mismo trimestre del año anterior.
Donde sí hubo cambios fue en el desempleo femenino que pasó de 10,6 % a 12% entre el segundo trimestre del 2017 y el segundo trimestre del 2018 y en la población ocupada que aumentó en 80.000 personas hasta llegar a 2,16 millones.
María Luz Sanarrusia, encargada de la Encuesta, explicó que pese a que la población ocupada aumentó, el desempleo se mantuvo estable y esto se debió a que más personas ingresaron a buscar empleo o a trabajar respecto a la población que puede hacerlo (la tasa neta de participación aumentó).
Mercado laboral juvenil
Respecto al mercado laboral juvenil, Sanarrusia explicó que algunos jóvenes les afecta no tener el nivel de escolaridad adecuado para encontrar un trabajo, a otros que tienen una experiencia laboral limitada o a veces aunque tengan estudio pretenden un nivel salarial mayor que tal vez no logran.
Natalia Morales, investigadora del Programa Estado de la Nación, comentó que un joven con baja calificación trabaja con mayor probabilidad en el sector informal o en empleos precarios (agricultura o construcción) eso presiona a seguir buscando otras opciones de empleo o al contratarlo en empleos estacionales o temporales se mantiene buscando opciones.
“Un joven con calificación media o alta tiene problemas para encontrar un primer empleo debido a su poca o nula experiencia laboral, pero al que tienen que pagarle los años de educación”, añadió Morales.
Además muchos jóvenes, añadió Morales, que buscan trabajo por primera vez tienen restricciones en la jornada laboral, muchos ajustan horarios de estudio y trabajo y eso también les limita las opciones de empleo.
“Si esa persona joven es una mujer la situación es aún peor, porque el promedio de logro educativo de las mujeres es más alto que en los hombres, muchas terminan su ciclo educativo y luego buscan trabajo, en los hombres es más común que estudien y trabajen a la vez”, añadió Morales.
En el caso de los muchachos que sí tienen empleo, el ingreso promedio mensual alcanzó aproximadamente ¢340.000 en el segundo trimestre de este año y ha tendido a subir en el periodo en el cual se realiza la encuesta.
Entre los jóvenes el desempleo informal es un poco menor, de 40%, respecto a los trabajadores de 25 años y más, en los cuales alcanza un 45,4%.