¿Cuál son los barrios emergentes o de moda en Lima, Bogotá, Río de Janeiro, Montevideo y otras de las principales ciudades en Latinoamérica? Editores y periodistas de viajes del Grupo de Diarios de América (GDA) recomiendan sus sitios favoritos.
En la oferta dominan los sitios clásicos que renacen de la mano de las galerías de arte, los edificios emblemáticos, los mercados y festivales donde se rinde culto al cine, las letras y la gastronomía. No importa si se está en Ciudad de México, San José o Córdoba, el explorador urbano encontrará opciones para ejercitar la curiosidad.
Colombia: Barrio San Felipe
Por Natalia Nogueira, El Tiempo
Arte y bohemia en Bogotá
Ubicado en el sur de Bogotá, San Felipe siempre fue un barrio residencial, de casonas antiguas. Pero a partir del 2010 ahí comenzaron a abrirse una serie de galerías de arte como Beta , 12:00 o Flora Ars+Natura , esta última del reconocido artista colombiano José Roca, y la zona se convirtió en un distrito de arte contemporáneo un poco al estilo de Wynwood, en Miami.
Desde 2017, además, existe un evento llamado Noche de Galerías, que se realiza cada dos meses y durante el cual se pueden recorrer todos estos lugares, que se abren gratis.
A la par con estas galerías han surgido restaurantes y bares sofisticados, como el Espacio KB , un centro cultural que ocupa una casona tradicional, y que además tiene un bar con coctelería y comida deliciosa. O Plural Nodo Cultural, es otro espacio que también es salón de exposiciones y que acaba de celebrar el primer Encuentro Nacional de Arte y Cocina.
Puerto Rico: Miramar y calle Cerra
Por Patricia Rivera, El Nuevo Día
Los sabores de San Juan
A pasos de las principales playas de San Juan, el sector de Miramar fue uno de los primeros suburbios de la capital, luego de la expansión de la ciudad amurallada. Hoy es una de las áreas residenciales y artísticas más antiguas de la capital y cuenta con una oferta gastronómica de alto calibre, con restaurantes de chefs reconocidos a nivel local e internacional.
Fue declarado territorio histórico por sus edificios construidos entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, como la Capilla Nuestra Señora de Lourdes , del arquitecto checo Antonín Nechodoma –en estilo neogótico– y la Casa Aboy, de estilo moderno.
La oferta gastronómica incluye la pastelería de Lucía Patisserie, las donas originales de Kudough’s Donuts & Coffee Bar, el café de Gustos Coffee Shop, así como los platos de Augusto’s , 1041 Gastronomía de Barrio, El Axolote y la folclórica y colorida barra Esquina Watusi, entre otros.
En el barrio también se encuentra el cine Fine Arts, y es sede del Conservatorio de Música de Puerto Rico.
Uruguay: Barrio Carrasco
Por Rosario Decima, El País
Un clásico renovado
El barrio de Carrasco históricamente ha llamado la atención de los turistas por sus postales, como el Hotel Casino Carrasco, que data de 1921, o la avenida Arocena, donde hay restaurantes y comercios como la tradicional heladería Las Delicias, el Bar Arocena –que este 2019 cumple 90 años y donde muchos coinciden en que sirven el mejor chivito de todo Uruguay–, o la parrillada García, que está en la misma esquina desde 1967 y que recientemente fue elegida como la segunda mejor de Suramérica, según la reconocida guía de viajes Big 7 Island.
Sin embargo, en los últimos años, este barrio ha recibido una avalancha de nuevas propuestas. Por ejemplo, tres veces al año se está realizando en este lugar el Paseo Rostand, una feria gastronómica al aire libre; y han abierto restaurantes, como Manzanar o el nuevísimo Santana Café , una buena muestra de cómo una casa se puede convertir en una acogedora cafetería”.
Costa Rica: Barrio Escalante
Por Doriam Díaz e Ivania Varela, La Nación de Costa Rica
Polo gastronómico
Ubicado al este de San José, capital de Costa Rica, Escalante está repleto de los más variados restaurantes, activas instituciones culturales, espacios dedicados al diseño y la moda, y de un muestrario de diferentes emprendimientos. Hoy se han puesto muy populares sus mercados gastronómicos, como el de Escalante, el Jardín de Lolita y Casa Rojas. Son lugares donde hay pequeños puestos de diferentes comidas y bebidas, así como mesas para compartir.
En las 26 cuadras de Escalante convive el comercio y el área residencial con uno de los complejos culturales más grandes y activos de San José, la Antigua Aduana, que tiene dos áreas de exposiciones, un teatro y una plazoleta, así como el Centro Cultural de España y sus diferentes espacios, el Museo Histórico Rafael Ángel Calderón Guardia (recuerda el legado del expresidente de Costa Rica y tiene una activa agenda de exposiciones artísticas) y el Taller Nacional de Danza.
México: Santa María la Ribera (CDMX)
Por Gretel Zanella, El Universal
El encanto de un barrio popular
Muy cerca del Centro Histórico de la Ciudad de México está Santa María la Ribera, una colonia que ha vivido a la sombra de zonas más famosas y exclusivas como la Roma, la Condesa, Polanco o Coyoacán.
Es un barrio viejo y popular, pero con encanto, gracias a la conservación de sus casonas de estilo porfiriano y a sus atractivos que, en conjunto, bien merecen visita, como el Museo del Chopo, el Museo de Geología de la UNAM y, por supuesto, el Kiosco Morisco, el monumento icónico de esta colonia, que sirvió como pabellón de la Exposición Universal en Nueva Orleans, de 1884 a 1885.
Para complementar la visita al barrio, el restaurante Don Lázaro El Viajero es imperdible: hasta octubre se pueden saborear los chiles en nogada de hasta un kilogramo.
El Mercado Morisco ofrece varias opciones económicas. Si busca cocina mexicana, debe ir a Comixcal, especializado en gastronomía de Oaxaca.
Perú: Barrio La Punta
Por Belén Tavares, El Comercio
La estrella del puerto
La provincia del Callao está a 15 minutos en automóvil desde Lima. Es justamente en el puerto de Callao, sobre una pequeña península bañada, donde se ubica el distrito de La Punta. A inicios del siglo XX, este balneario acogió a inmigrantes italianos y las hermosas casas de verano de la clase alta limeña.
Hoy es un barrio residencial de casonas antiguas que vale la pena visitar. Una de las razones son sus playas de piedra, como Cantolao, de oleaje calmo. Otros puntos de interés son la Plaza de Armas, la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, el castillo Rospigliosi –de estilo morisco–, el humedal costero Poza de la Arenilla y los malecones Figueredo, Wiese y Pardo, perfectos para el atardecer.
La Punta tiene además una oferta gastronómica especializada en pescados y mariscos. El restaurante El Mirador regala una envidiable vista al mar. Otra alternativa es Don Giuseppe, cuyo sándwich de pejerrey ostenta el título de favorito. Finalmente, el legado italiano está en Taller Razeto. En su carta figuran pastas y pizzas. Sugerimos el tagliatelle en salsa de nueces.
Brasil: Leblon (Río de Janeiro)
Por Marcelo Balbío, O’Globo
Un niño de 100 años
No en todas partes se tiene la suerte de cumplir 100 años con el encanto y el aliento de un joven. El barrio de Leblon los tiene y puede estar orgulloso de ello.
Este pequeño trozo de la ciudad es un polo gastronómico de lo más efervescente. El viajero puede salir de la playa por la tarde, tomar una cerveza de barril con un bolinho de bacalao en Jobi, luego probar las empanadas fritas del Bracarense y terminar con un hermoso plato de camarones en Degrau (el restaurante era uno de los favoritos del músico João Gilberto, pero él nunca iba ahí: solo pedía por teléfono y prefería comer carne). Ahora, si quiere algo más liviano, el consejo es la combinación de jugo de mandarina y sándwich de atún de Bibi Sucos, otra institución del barrio.
También vale la pena darles una oportunidad a los contemporáneos y novatos. Pero atención: siempre están llenos. Es el caso de Iara Mar & Bar (con menú de mariscos, a precios honestos) y del Sushi Leblon (uno de los japoneses más famosos de Río de Janeiro, pero prepare su tarjeta de crédito), que son dos campeones del “ver y ser visto”. También están las casas de los chefs estrella y de televisión Felipe Bronze y Claude Troisgros: al gusto y el bolsillo del cliente.
Argentina: Barrio Guemes
Por Andrea Ventura, La Nación de Argentina
Gastronomía y tendencias en Córdoba
Córdoba es sinónimo de sierras y arroyos, de aire puro y vacaciones. Muchos veraneantes ni siquiera pasan por Córdoba Capital, que tiene mucho para ofrecer, además de la famosa Manzana Jesuítica y sus museos. Ahí está Guemes.
Delimitado por la Cañada, hilo de agua que divide la ciudad en dos, este barrio concentra la movida nocturna con cervecerías, bares, galerías y tiendas.
Achával Rodríguez es la calle más cool y donde conviven barras de cocteles como la de Francis, Temple Bar y Capitán. Sobre la calle Fructuoso Rivera destaca Chilli Street Food, con menú de los cinco continentes y donde se presenta La Rango Jam, una banda de funk, soul y jazz, y que da micrófono abierto para que cualquiera del público participe.
Quienes buscan comer algo diferente deberían pasar por Nakama Ramen Corner, cuya especialidad es el auténtico ramen japonés. El chef aprendió en Osaka la receta de este plato a base de caldo, con fideos y carnes, que lleva hasta 12 horas de elaboración. Una opción gastronómica de lujo es El Papagayo, un pasillo estrecho donde se cocinan platos complejos y se ofrece un menú fijo de nueve pasos. Ninguno acepta reservas, es por orden de llegada".
El arte callejero también encontró su espacio: los murales cambiaron la estética de Córdoba en los últimos años, que se convirtió en una galería a cielo abierto. El artista Elián Chali, que intervino fachadas de varios países, es uno de sus mayores exponentes. Para ver una de sus últimas intervenciones hay que visitar el recientemente inaugurado Parque Chateau Carreras, en la zona norte. Este pulmón verde, que ocupa un espacio al frente del estadio Mario Alberto Kempes, tiene 14 hectáreas con más de 1.000 árboles autóctonos. En medio del parque, un puente peatonal se eleva a la altura de las copas de los árboles. Desde ese lugar se puede ver Manto para la tierra, la obra que Chali dejó impresa en este espacio verde”.
Chile: Isla Teja
Por Sebastián Montalva W. e Igor Venegas, El Mercurio.
La capital de la cerveza
La cerveza artesanal está de moda y su producción y conocimiento crecen como la espuma en todos lados. Una tendencia que gana cada vez más fuerza en Valdivia, ciudad ubicada 743 kilómetros al sur de Santiago (o una hora y media en avión), que se ha ido ganando merecidamente el título de “capital cervecera de Chile”. Allí, conectada por un puente que cruza el río Calle-Calle, se encuentra Isla Teja, antiguo sector residencial pero de efervescente vida universitaria –ahí está la sede de la Universidad Austral, una de las más importantes de Chile- donde se ha generado un animado circuito de bares cerveceros abastecidos por pequeños productores locales que supieron tomar la herencia alemana de la ciudad y el impulso dado por la famosa Cervecería Kunstmann -una de las pioneras en la zona-, y hoy están elaborando algunas de las marcas artesanales más premiadas de Chile, como Cuello Negro o Bundor.
Estos bares están prácticamente uno al lado del otro, así que uno puede pasar el día o la noche degustando todo tipo de variedades cerveceras –IPA, stout, saison, red ale, etcétera- de una barra a la otra, antes de partir al día siguiente a conocer algunos de los hitos de naturaleza y biodiversidad que rodean a la ciudad, como el Santuario de la Naturaleza Río Cruces, el Parque Oncol o la Reserva Costera Valdiviana.
El mayor ícono es el bar El Growler, auténtico punto de encuentro de turistas y locales, pero a solo pasos de allí está el bar Bundor, y un poco más allá –bajando unas escaleras-, el Búnker, y dando vuelta a la esquina, El Otomano. No es difícil encontrar buenos bares en Valdivia. Lo único complicado podría ser regresar a casa.