Los consumidores redujeron su pesimismo en los últimos tres meses, pero se mantienen en una posición de incertidumbre en relación con la economía del país. Foto: Melissa Fernández. (Melissa Fernández)
Los consumidores costarricenses redujeron su pesimismo en los últimos tres meses, pero se mantienen en una posición de incertidumbre respecto a la economía actual, el futuro, la política y la compra de bienes duraderos como carro y casa.
Así lo refleja el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) de febrero de 2019, elaborado por la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El pesimismo mostrado en los consumidores en noviembre pasado fue el más bajo encontrado desde el 2002, debido a que Costa Rica se encontraba en medio debate de la reforma fiscal, lo que generó una efervescencia política y social.
El ICC, en noviembre, fue de 28,2 puntos –en una escala de uno a 100–, para febrero esa calificación subió a 34,8 puntos.
El Índice tiene un nivel de confianza del 95% y cuando ofrece variaciones de dos puntos porcentuales hacía arriba o hacia abajo, refleja cambios estadísticamente significativos.
Para calcular el ICC, se saca una calificación promedio con las respuestas a cinco preguntas: dos referentes a las condiciones económicas actuales y tres referentes a las expectativas económicas.
“Es bastante probable que la aprobación de la reforma fiscal haya incidido en que los consumidores se sientan menos pesimistas”, explicó Johnny Madrigal, investigador de la UCR.
El optimismo hacia la economía genera confianza entre los consumidores y, como consecuencia, aumenta el deseo de realizar gastos y contraer deudas. Por el contrario, la incertidumbre produce pesimismo y por ello se frena el consumo.
La confianza aumentó de igual forma en todos los grupos poblacionales, es decir, tanto por edad, sexo y niveles de educación. Sin embargo, este repunte no es suficiente como para ser considerado “optimista”.
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Más resultados
Al consultar a los consumidores acerca de sus condiciones económicas actuales, el 38,3% considera que está peor ahora que hace un año. Mientras que el 60,3% piensa que son malos tiempos para comprar artículos para el hogar.
En relación con sus expectativas futuras, el 37,6% afirma que económicamente estarán peor dentro de un año, el 50,6% piensa que la situación económica de las empresas empeorará el próximo año y el 59,1% proyecta que en los próximos cinco años el país tendrá periodos de crisis.
En el apartado de créditos tampoco hay buenas percepciones, pues el 65,5% de los consumidores espera incrementos en las tasas de interés en los próximos 12 meses.
Aunque en la variable de tasa de interés se trata de un porcentaje alto de pesimismo, respecto a los resultados de hace tres meses este indicador mejoró, pues en noviembre el 80,3% esperaba aumento en las tasas, una diferencia de casi 15 puntos porcentuales más alta.
Sobre la capacidad de compra, actualmente el 14,4% de los hogares espera que el ingreso familiar crezca más que los precios, 43,7% espera que sea igual y 39,4% que sea menor.
En medio de la incertidumbre los consumidores también ven con recelo la compra de bienes duraderos como casa y carro.
El 68% opina que son tiempos malos para hacer este tipo de compras, frente a 15,4% que lo ve con ojos favorables. Estos resultados también son más positivos que los de noviembre, cuando el 76,6% manifestó que no era el momento para realizar compra de vivienda ni vehículo.
“Estamos en el inicio de una nueva etapa, cuyo desarrollo dependerá de las decisiones económicas que se tomen en un futuro cercano”, añadió Madrigal.
La disminución del pesimismo puede explicarse porque la situación económica personal de los consumidores dan muestras de empezar a fortalecerse, ya que en todas las variables calificadas en el ICC muestran un repunte.
“Los ánimos se calman por el momento, pero eso no quita que con los cambios que se vienen en julio con los cambios en el Impuesto de Valor Agregado (IVA) vayan a impactar. Tenemos que esperar”, dijo el investigador.
También se debe tomar en cuenta que tanto el precio de los combustibles como el tipo de cambio son factores que impactan directamente en el bolsillo de las familias y por ende afectan negativamente en la confianza.