La semana del 21 de noviembre cerró con un nuevo reto para Costa Rica y sus contribuyentes. Se trata de la iniciativa Auditores sin Fronteras, gestada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) desde el 2015. Allí, se establece una organización de expertos en fiscalizar a contribuyentes que –por sus perfiles de riesgo de detección– presentan conductas orientadas a reducir su carga fiscal local, mediante patrones identificados por las acciones BEPS (lucha contra la erosión de la base imponible y traslado de beneficios, por sus siglas en inglés) y como resultado de planificaciones fiscales agresivas.
Tras la aplicación de la iniciativa en países africanos, se lograron más de $300 millones por impuestos incrementales, principalmente en países con índices de seguridad y economías poco prósperas. Solo en Zimbawe se recaudaron casi $200 millones.
En el 2017, la iniciativa llegará a Costa Rica. ¿Quiénes son estos funcionarios? Especialistas provenientes de los fiscos de los países más sofisticados en sus sistemas tributarios, como Holanda, Reino Unido y España. ¿Cómo actúan? Mediante la gestión de matrices de riesgo sector, resultantes del sofisticado nivel de inteligencia tributaria acumulada y la métrica de patrones sectoriales de las diversas economías, donde la prioridad es “ayudar” a los países en vías de desarrollo a combatir, de manera eficaz y permanente, las prácticas fiscales agresivas. Se trata de un ícono de gestión de riesgo fiscal nunca antes experimentado aquí.
Además de sostener la hipótesis de que existe un potencial recaudatorio que no es detectable por los fiscos locales, también existe un interés ulterior de identificar inversionistas residentes de sus países que oculten rentas en el nuestro. No se limitarán a la inteligencia disponible en Costa Rica, pues contarán con herramientas de la moderna fiscalidad, como la aplicación plena del estándar global de transparencia, que se estrenará en menos de un mes y al que están adheridos más de 150 países.
Hay una falsa seguridad de que el efecto en Costa Rica puede ser mínimo, visto el concepto de territorialidad. Lo cierto es que, si no ha tributado cierto patrimonio, esté donde esté, la tributación correspondiente se determinará, ya sea que corresponda su sujeción a Costa Rica, o al país anfitrión de ese capital. Es un camino de nuevos riesgos y retos.