Los interventores de Bancrédito informaron, este jueves 4 de enero, el cese de funciones de Gerardo Porras como gerente general de la institución.
La decisión se tomó como parte del proceso de intervención de la institución pública, pues los interventores Marco Hernández Ávila y Johanni Portilla son los apoderados generalísimos de la entidad financiera.
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Los funcionarios detallaron, en un comunicado de prensa, que la salida de Porras es parte del proceso de intervención ordenado por el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), el pasado 22 de diciembre.
Porras fue designado como jerarca del Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito) el 20 de mayo del 2013. El banquero llegó a la entidad financiera luego de dirigir, del 2004 al 2013, el Banco Popular y de Desarrollo Comunal.
"Las estrategias que impulsamos, no es que no funcionaron del todo, algunas sí; pero las condiciones del mercado financiero hicieron que no se pudiera llevar a cabo el plan", afirmó Porras.
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Añadió que históricamente Bancrédito enfrentó problemas y la pérdida de la administración de los fondos de Banca para el Desarrollo, en el 2012, terminaron de afectar a la institución.
A partir de junio del año pasado le correspondió dirigir el proceso de salida de la intermediación financiera de la institución estatal, luego de que el Consejo de Gobierno acordara el cierre de la banca comercial debido a sus problemas de liquidez.
El mandato del Poder Ejecutivo fue cumplir dicho proceso al 31 de diciembre del 2017 y transformar la entidad en un banco de fomento y desarrollo.
Sin embargo, dicho plan no se cumplió porque Bancrédito cayó en grado de irregularidad del tipo tres, por el deterioro de los indicadores de de rentabilidad, liquidez y activos; lo cual significó la intervención inmediata.
Ahora serán los interventores quienes decidan, en un plazo de seis meses, si es viable o no mantener Bancrédito en operación, o si el proyecto del Gobierno es funcional.
Proceso de salida
Durante la segunda mitad del 2017, Porras y la alta gerencia de la institución realizaron el proceso del cierre de la intermediación financiera.
En esos meses se cerraron 34 agencias, despidieron a más de 400 empleados y vendieron ¢275.254 millones en cartera de crédito y cumplieron con la devolución de ¢323.612 millones a sus clientes.
"Con la salida de la intermediación tuvimos que trabajar mucho en el pago de los pasivos. Lo importante fue que todos los ahorrantes no perdieron ni un cinco de capital, ni de intereses", aseguró Porras.
Sin embargo, el proceso sí generó una pérdida de ¢25.000 millones en el banco, es decir el 37% de su patrimonio.
Asimismo, se dio un incremento de los procesos de cobro judicial, pues de un saldo de ¢13.000 millones, en mayo del 2017, pasó a ¢37.975 millones en noviembre anterior.
Gerardo Porras: 'Ahorrantes no perdieron ni un cinco'
Gerardo Porras estuvo al frente de Bancrédito durante cuatro años. Este 4 de enero fue cesado del cargo.
En ese plazo enfrentó el rápido deterioro financiero de la institución, desde mediados del 2016, que llevó al Conassif a ordenar su intervención el 22 de diciembre pasado.
– Los interventores informaron este jueves de su cese...
– Dentro del proceso de intervención, al cesar las atribuciones de la Gerencia y asumirlas el interventor, era lo lógico.
"El último año fue de mucho trabajo, con la salida de la intermediación financiera tuvimos que trabajar mucho para cancelar todos los pasivos (del Banco) mediante la venta de cartera, de títulos y de propiedades.
"Todos los ahorrantes, pequeños e institucionales, no perdieron ni un cinco de capital, ni intereses. Desde ese punto de vista fue la labor hecha por la Junta Directiva y el personal de la institución".
– Tras la decisión del Gobierno, muchos de los dedos acusadores lo señalaron a usted. ¿Por qué salió mal su estrategia bancaria?
– Históricamente el Banco ha tenido muchos problemas para salir adelante, incluso recibió ayudas, entre comillas, desde hace décadas.
"Obviamente las condiciones de mercado y la regulación más estricta hacen más difícil que un banco pueda salir, sobre todo si no ha creado las condiciones. Eso influyó mucho.
"Una estrategia de cambio de rumbo no es algo de la noche a la mañana. Es un proceso de ocho años o 10 años.
Desgraciadamente, por el músculo financiero, no dio tiempo de consolidar la estrategia y el mercado quitó la confianza en el Banco con el deterioro de algunos indicadores".
– ¿Usted es el responsable de lo que pasó con Bancrédito?
– No... siempre tiene que haber algún responsable. Respeto y entiendo las opiniones. Me parece que el análisis debe hacerse integral e histórico. No era un banco en una posición boyante y de pronto se cayó.
"La salida del sistema de Banca para el Desarrollo fue un golpe muy fuerte, si se hubiera dado de forma paulatina hubiera dado tiempo de soportarlo. Pero dejar de percibir ¢3.000 millones al año no cualquiera lo soporta. Sobre todo por el tamaño del Banco".