La poca demanda de préstamos, a raíz de la incertidumbre económica, llevó al Banco Popular a desarrollar una nueva estrategia crediticia en la que prevé una fuerte competencia en la compra de saldos de deudas de personas y empresas con otras entidades financieras.
El objetivo del banco público es colocar ¢50.000 millones con dicha medida, es decir, el 43% de los ¢120.000 millones que la institución pretende brindar en lo que resta del año, con clientes propios y de otras entidades que migren a la institución.
Marvin Rodríguez, gerente general del Popular, reconoció que este será una de las área relevantes para el Banco. Además, destacó que mucha de la competencia, dentro del sistema financiero, se da en dicho segmento.
“El Banco tiene una capacidad sobrada para hacer esa colocación (compra de saldos) y la estructura. Queremos darle la posibilidad a nuestros clientes, con operaciones en otros lugares y que muchos clientes de otras entidades tengan una opción aquí”, afirmó el banquero.
Rodríguez enfatizó que la manera de diferenciarse con el resto de los competidores será mediante tasa de interés, pues aseguró poseen “las menores tasa del mercado” y no poseen intereses de usura.
El reajuste en la estrategia de la entidad se fundamenta en que la crisis de la covid-19 golpeó los préstamos para consumo, principal nicho de mercado de la entidad, pues representan el 41% del total de la cartera de la institución, según los estados financieros del primer trimestre.
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A marzo pasado, el saldo colocado en esta actividad fue de ¢1,07 billones, es decir, una reducción del 5% comparado con el mismo periodo del 2020, cuando el monto fue de ¢1,13 billones.
También, prevén incrementar el saldo en tarjetas de crédito, pues es un negocio en el cual dicen tener posibilidades de crecimiento, destacó el jerarca.
En este segmento el saldo reportado por la institución, al cierre del 2020, era de ¢75.000 millones, muestra el Plan Anual Operativo 2021.
La otra área relevante en monto a colocar serán para los procesos de readecuación de operaciones a deudores afectados por la pandemia, donde destinarán ¢40.000 millones.
El gerente del Popular enfatizó que el 2020 y el 2021 son años en que la institución se concentrará en apoyar a los clientes golpeados por la crisis económica.
Cuando comenzó la pandemia, en marzo del año pasado, la entidad estuvo entre las que brindaron prórrogas masivas y, posteriormente, los casos se vieron de manera individual.
La institución efectuó algún tipo de arreglo de pago a un total de 118.000 préstamos en la mitad de la cartera de crédito, es decir, el equivalente a ¢1,3 billones.
Rodríguez comentó que buena parte de los clientes retomaron el pago de sus deudas y ya lograron reducir la morosidad a 2,74%, en mayo pasado, luego de sobrepasar el 3,50% el año pasado, muestra la información de la Superintendencia General de Entidades (Sugef).
Entre tanto, para crédito de vivienda, muy relevante para banca pública, el Popular proyecta una colocación de ¢30.000 millones.
El saldo crediticio para vivienda fue de ¢627.726 millones en el primer trimestre, es decir, ¢10.000 millones menos comparado con el mismo periodo del 2020.
Los estados financieros del Popular muestran que este segmento del negocio representa una cuarta parte del total de dinero prestado.
Ajustes administrativos
Las modificaciones realizadas por la entidad pública también tendrán efecto sobre su operación, de cara a la optimización del gasto.
La principal medida fue la decisión de desechar el proyecto para construir un nuevo edificio, en el centro de San José, cuya inversión se estimaba en $60 millones.
El Gerente explicó que la obra se descartó durante la pandemia y cuando el teletrabajo empezó a tomar relevancia en la estructura de operación de la entidad.
De hecho, en los últimos 12 meses, el Banco dejó de renovar alquileres de inmuebles destinados para labores administrativas y generaron un ahorro de ¢700 millones.
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La institución solo continuará con el proceso de reforzamiento y remodelación del Edificio Metropolitano I, sus oficinas centrales, cuyo costo ascenderá a $44 millones. La obra se adjudicó, en mayo pasado, a la compañía Edificadora Centroamericana Rapiparedes.
Rodríguez confirmó que, en el cierre de oficinas, no incluyen las sucursales de atención al público, pues ahí mantienen una presencia relevante de clientes que aún acuden a efectuar servicios presenciales.
Otro elemento que la institución aceleró, como en el resto de las entidades financieras, fue la inversión en sus plataformas tecnológicas.
En el 2020, la entidad destinó casi $19 millones en dicho campo. Y consiguió, en noviembre pasado, modernizar una parte de su centro bancario.
El proceso implicó la actualización de sistemas que significaron un avance de programas del 2009 al 2017. Para este año, tienen previsto que la renovación lleve los sistemas al 2021.
El presupuesto destinado a tecnología, para este año, asciende a $30,7 millones que incluyen la creación de un Data Center propio.
Rodríguez reconoció que, durante los últimos años, las diferentes plataformas electrónicas para brindar servicios a clientes fueron uno de los principales problemas del banco.
Agregó que han logrado mejorar las dificultades, principalmente en la página web, el app y Sinpe Móvil.
Además de informar a los clientes, mediante redes sociales, cada vez que algunos de los servicios en línea sufre algún inconveniente o mantenimiento.
La información del Banco señala que las transacciones mediante la aplicación se elevaron 118% durante el último año.