Banca para el desarrollo mantiene $291 millones sin prestar

Recursos son del “peaje bancario” o 17% de las cuentas corrientes en dólares, que por el riesgo cambiario no se pueden utilizar

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Un fondo de $291 millones, en poder del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) y proveniente del denominado “peaje” bancario o 17% de las cuentes corrientes de los bancos, no se puede usar por razones de riesgo cambiario.

El tema es que el sistema debería prestarlos a micro y pequeñas empresas generadoras de colones y no de dólares y eso impide colocarlos, reconocieron la ministra de Economía Industria y Comercio (MEIC) y vicepresidenta del SBD, Victoria Hernández, y el secretario ejecutivo del SBD, Miguel Aguiar.

El SBD también presenta el problema de que únicamente alrededor del 50% de los recursos disponibles para avales y garantías se utilizan. Esto se debe a que los operadores del sistema (bancos, cooperativas, financieras y organizaciones no gubernamentales) carecen de personal especializado que oriente a los usuarios acerca de esa posibilidad, afirmaron.

Los dos representantes sostuvieron, también, que ante la necesidad actual de una reactivación económica este sistema puede colaborar bastante, aunque no está ni cercano a ser la solución total. El SBD solo representa, con todas sus operaciones, el 1,6% del total de crédito colocado por el Sistema Financiero Nacional, 5% del financiamiento al sector productivo y 13,9% del financiamiento a micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).

La cartera histórica total colocada del SBD era de ¢865.463 millones al 30 de abril de este año. En el 2018 ese sistema colocó ¢182.153 millones y entre enero y abril de este año fondos colocados estaban en ¢74.326 millones. Aguiar estimó que las colocaciones cerrarán este 2019 en alrededor de los ¢200.000 millones.

Empero, Hernández y Aguiar resaltaron el impacto del sistema porque solo puede otorgar crédito productivo (no permite los créditos para consumo o personales) y porque va dirigido en condiciones especiales a micro y pequeñas empresas.

Mientras tanto, la Secretaría Ejecutiva del SBD se prepara para asumir la administración del sistema, de acuerdo con lo aprobado en las modificaciones a la ley aprobadas en diciembre pasado y puestas en vigencia en marzo.

La ley dio plazo al 18 de marzo del 2020 para terminar todo el traslado. Aguiar explicó que se hará paulatinamente.

Recursos frenados

El peaje bancario corresponde al 17% de las captaciones de los bancos en cuentas corrientes de uno a 30 días, pero las entidades pueden acogerse a una cláusula y lo bajarían al 10%.

Los recursos de ese fondo son manejados en su totalidad por los bancos Nacional de Costa Rica (BNCR) y de Costa Rica (BCR), aunque cada entidad bancaria privada puede decidir si lo usa en sus operaciones propias.

Según Rossy Durán, gerenta Corporativa de Finanzas del BCR, esa entidad administra inversiones por concepto del Fondo de Crédito para el Desarrollo, por el orden de $186,5 millones, de las cuales el 83% se encuentra denominado en dólares.

Por el obstáculo que significa la alta cantidad en dólares, agregó, la cartera colocada por el banco con recursos del Fondo de Crédito para el Desarrollo ascendió solo a ¢22.000 millones, al cierre de mayo.

Durán consideró que una liberación de más recursos de esos fondos para poder prestarlos generaría un mayor desarrollo del segmento de la micro y pequeña empresa, así como la profundización financiera que se puede alcanzar con ese nicho de mercado por medio de los diferentes productos del BCR, o bien de los diferentes convenios para la colocación de recursos como banca de segundo piso.

A esto se une los ingresos que se registrarían por los rendimientos de estos créditos a las tasas que se encuentran debidamente estipuladas por la Ley y servicios complementarios, agregó la funcionaria.

El BCR, añadió Durán, ofrece productos tanto en dólares como en colones con recursos procedentes del SBD, pero el tema del riesgo cambiario no es únicamente un factor de consideración dentro de los análisis que se realizan en cualquier entidad bancaria al considerar un crédito, sino también por parte de los clientes, quienes muestran un mayor interés por acceder a productos en la moneda en que generan sus ingresos.

Este peaje con destino a banca de desarrollo se creó cuando se aprobó la apertura de los bancos privados a las cuentas corrientes, en 1995. Antes de eso, solo los bancos públicos tenían este tipo de servicio.

Aguiar explicó que los ahorros en cuentas corrientes se realizan actualmente en alrededor del 60% en dólares. “La restricción es por la naturaleza misma de esos recursos”, detalló Aguiar.

Datos solicitados al SBD indican que el Fondo de Crédito para el Desarrollo (FCD), el cual se nutre del “peaje” bancario, tiene colocados todos los fondos disponibles en colones, para un monto de ¢51.175 millones. Pero siguen disponibles alrededor de ¢172.751 millones (varía según el precio del dólar), que corresponden a los $291 millones y que representan 64,4% de ese fondo.

Empero, en al menos dos modificaciones a la ley del SBD no se ha logrado corregir el problema.

Ante tal situación, Hernández afirmó que son proactivos y están buscando sectores y productos creativos para utilizar esos recursos. Esos empresarios deben ser generadores de dólares y mipymes, por lo que serían compañías de turismo y de exportaciones.

Shirley Calvo, directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), reconoció los contactos con el SBD, pero los calificó de muy preliminares.

El acercamiento se basó en la unión de una necesidad y una oferta, explicó la representante del turismo. Las mipymes del sector se han quejado en numerosas ocasiones de las dificultades para acceder a préstamos en la banca tradicional, por un lado, y el SBD cuenta con esos recursos con dificultades de utilización continuó.

Canatur diseña actualmente un formulario para una encuesta, con la cual se determinarían las necesidades de crédito de las empresas turísticas y su anuencia a endeudarse, mientras el SBD trabaja en el diseño de productos “a la medida” de esos posibles demandantes de crédito.

Uno de los asuntos es que las empresas del turismo tienen un periodo del año de altos ingresos y otro (temporada baja) de reducción de operaciones, en el cual incluso algunas cierran temporalmente. La idea sería adecuar las amortizaciones del crédito a esas condiciones, sugirió Calvo.