Entre los trabajadores que laboran de manera informal, algunos piensan en asegurarse, otros no tienen esperanza de hacerlo.
Estos son los casos de Mauricio Godínez Meza, uno de los 80 guías turísticos que trabajan en las afueras el Parque Nacional Manuel Antonio, y de Luis Alberto Hernández, quien desde hace 15 años cuida carros en San Isidro de El General.
Godínez tiene un año de vivir en unión libre con su compañera y aún no tiene hijos. Sin embargo, sí tiene la idea de asegurarse debido a que su compañera o él podrían en cualquier momento enfrentar una emergencia o tener que usar los servicios de la Caja.
Empero, Godínez aseguró que en su trabajo no siempre se tiene el mismo ingreso.
“Muchas veces depende de lo que uno trabaje y de cómo está la afluencia de turistas” explicó Godínez a La Nación .
El guía turístico contó que en su gremio es poco o nada lo que los compañeros piensan en asegurarse en la Caja Costarricense de Seguro Social, de manera voluntaria y los que están asegurados es porque trabajan en otro lado donde les pagan la cuota del seguro médico.
Sin esperanza de pensionarse. Hernández, por su parte, tiene seis hijos.
“Yo no sé lo que es tener seguro, en realidad nunca he necesitado ir al hospital por algo importante, además pienso en estar pagando plata por algo que uno no va a usar en meses, o incluso en años no es bueno, y mucho menos que a uno casi no le alcanza la plata” dijo Hernández.
Él asegura que no piensa mucho en una pensión al final de su vida laboral y que lo único que puede hacer, por el momento, es seguir trabajando.
“A mí me dijeron que uno se puede pensionar como a los 64 años, ¿pero yo como voy a hacer si nunca he pagado eso?, la verdad es que en el futuro uno tiene que buscar como le hace”, añadió.