Familias de Costa Rica aprenden a crear sus propios huertos

El MAG y las universidades dicen que 70.000 hogares están en actividad

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En 8.000 m², Juan Bautista Castro y sus dos hijos plantaron 40 productos, tienen cerdos, vacas, gallinas y tilapias, en La Fortuna de San Carlos.

Primero lo hicieron para autoconsumo, cuando el jefe de la familia era director de escuela. Pero el proyecto familiar creció y don Juan se retiró de la educación, para dedicarse a la actividad.

Eso fue hace 10 años. Hoy, a sus 51 años, este productor ya tiene dos hectáreas, construyó siete cabinas con un total de 28 camas y, ahora, la Finca Don Juan recibe a turistas y, el 80% de lo que consumen se produce internamente. Y todo certificado como orgánico.

Don Juan y sus dos hijos es una de las 70.000 familias que, según el Programa de Agricultura Familiar del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), son parte de este plan, relanzado desde el 2010.

Áreas. Dagoberto Vargas, gerente del programa en el MAG, explicó que el plan incluye tres tipologías: una para autoconsumo; una comercial y otra en el sistema de educación con las huertas escolares.

Explicó que hasta ahora se ha desarrollado más la tipología comercial y con más énfasis en el área rural que la urbana.

En ese tipo, familias completas con yernos, nueras y nietos mantienen fincas comerciales, generalmente con certificaciones orgánicas. Colocan sus productos en las Ferias del Agricultor o con turistas, si están ya en el nivel de contar con albergues o cabinas.

Otro caso de esos es la finca de Isidro Gómez, en La Cima de Dota. En cuatro hectáreas tiene 25 productos, entre frutas y hortalizas, donde destacan las fresas y moras.

También cría ovejas, vacas y cerdos en su huerto familiar.

Lo atienden él, su esposa, cuatro hijos, dos nueras y un nieto. El ingreso les permite “vivir bien”, pues venden en la “feria verde”, en Aranjuez, San José, en donde obtienen un 20% de precio mayor por la certificación orgánica.

También coloca en San José, en dos restaurantes vegetarianos, y envía, mediante un proveedor, a Puerto Viejo, Limón, y playa Avellanas y Nosara, en Guanacaste.

También se trabaja con un relanzamiento de las huertas escolares, en donde se capacita a los estudiantes para que promuevan en sus casas la apertura de cultivos, detalló Marcela Dumani, de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Costa Rica (UCR).

En conjunto. Adicionalmente, se promueven proyectos comunales, mediante los cuales una comunidad se une para producir alimentos para autoconsumo y vender. Un ejemplo es la huerta de El Invu, en Santa Ana, que cuenta con el respaldo de la Municipalidad. El plan incluye relación con escuelas y es dirigido por la especialista Raquel Hernández.

Los escolares y comunitarios se consideran una transición, para fortalecer, a partir del 2015, la huerta familiar urbana para autoconsumo. Dumani y Vargas explicaron que se promoverá que las familias cultiven en bandejas, si no tienen terreno, lechugas, rábanos y otros. Se hacen con sustratos como granza de arroz en lugar de tierra.