San José.
Las aguas de un canal principal de riego de 32 kilómetros, construido en Guanacaste y terminado en julio pasado, no se pueden usar, o tendrán un uso limitado, porque el proyecto carece del sistema de canales secundarios para llevar el líquido a las fincas.
La situación se presenta porque se financió la obra principal con un empréstito de $15 millones procedente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), pero no se contemplaron los recursos para construir la red secundaria de canales que lleven la irrigación hasta las fincas.
El costo de esta otra obra es de $7,5 millones, y el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara), que ejecuta el plan, reconoció que no se logró financiar con el BCIE cuando se intentó, hace más de dos años.
Patricia Quirós, actual gerenta del Senara, dijo que los analistas del BCIE estimaron insuficientes los ingresos por las tarifas que cobraba la entidad para atender la deuda principal y los otros $7,5 millones. Reconoció también que en estos proyectos lo ideal es que las dos obras se construyan paralelamente y entren juntas en operación.
Quirós admitió, además, que el canal principal necesita de mantenimiento y controles, algo que ya asumió el Senara, pese a la imposibilidad de llevar el agua hasta las fincas.
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La obra se denomina "ampliación del canal del sur" o "segunda etapa del canal del sur", y forma parte del Distrito de Riego Arenal Tempisque (DRAT). El proyecto abarca territorio de los cantones guanacastecos de Cañas y Abangares, y llevaría irrigación a otras 8.800 hectáreas de la región.
Con el riego, los productores tendrán la posibilidad de diversificar desde la caña, el arroz y la ganadería actuales hacia cultivos como papaya, sandía, melón y la piscicultura (cultivo de tilapias). Además, los cultivos tradicionales, como el arroz, incrementarán fuertemente sus rendimientos.
Gerardo Cascante, presidente de la junta directiva del asentamiento campesino Agrolajas, señaló que tienen 25 años esperando que el líquido llegue a sus terrenos y que a Guanascate los gobiernos de turno solo lo toman en cuenta cada 25 de julio para llevarle, "como un confite, las migajas que quedan del Valle Central".
En Agrolajas, un asentamiento del Instituto de Desarrollo Rural (Inder), hay 103 pequeños parceleros en 1.160 hectáreas, recordó Cascante.
Al darse cuenta del atraso en la llegada de la irrigación por la falta de obras secundarias, Cascante dijo que presentaron un documento buscando ayuda en 11 instituciones gubernamentales y de ayuda social, entre ellas los ministerios de Agricultura y Ganadería (MAG) y de Planificación, y a la Casa Presidencial. Sin embargo, solo el Inder, por medio de su presidente ejecutivo, Ricardo Rodríguez, ofreció ayudarlos.
¿Falta de previsión?
"Claro que es falta de previsión", aseveró Cascante al ser consultado acerca del porqué del problema actual. Agregó que los agricultores van a tener pronto un mercado mayorista regional en Guanacaste, con lo cual solucionarían el problema de la falta de demanda, pero que ahora las dificultades para producir se mantendrán en esa zona del Pacífico seco de Costa Rica.
Quirós admitió que lo ideal es tener la red secundaria terminada y aprovechar el agua transportada durante 32 kilómetros, pero aseveró que no cuentan con recursos y que el Ministerio de Hacienda tampoco pudo realizar aportes en vista del problema fiscal que afronta el país.
También reconoció la necesidad de llevar el líquido lo más pronto posible a las 8.600 hectáreas previstas. Dijo que, por eso, están trabajando en varios niveles para conseguir el objetivo.
El primero, y de más avance, es que el Inder va a aportar mediante un convenio con Senara. Se trata de un fondo de ¢250 millones para construir la red secundaria del asentamiento campesino Agrolajas. Pero según estimaciones, solo la red de ese lugar vale unos $2 millones (unos ¢1.150 millones al tipo de cambio actual).
Las obras en ese asentamiento no se iniciarían hasta enero próximo.
También, el Senara busca concretar que mediante dos figuras reconocidas en la ley de contratación administrativa –las alianzas público privadas y el contrato concierto (también con empresas privadas)– se logre financiar la contruccíón de los canales secundarios y luego se pague la obra con los ingresos por tarifas.
Mientras tanto, explicó Quirós, la junta directiva de la entidad hará la declaratoria de "puesta en riego" para 2.000 hectáreas aledañas al canal principal, posiblemente a finales de setiembre. De esa manera, agregó la funcionaria, se cobrarían tarifas por esa área de irrigación y se evitaría calificar como desperdicio el poco uso del canal principal.
Senara también podría aprobar que algunos finqueros tomen el agua del canal principal mediante el sistema de bombeo.
El ministro de Agricultura y Ganadería (MAG), Luis Felipe Arauz, dijo que el agua se puede usar en las fincas aledañas y que los canales secundarios son la segunda etapa.
Sin embargo, serán solo 2.000 hectáreas de las 8.800 hectáreas previstas para ser beneficiadas con la irrigación.
Para evitar el desperdicio, la gerenta del Senara dijo que se cerrarán las compuertas tras algún recorrido del canal y se definirán cuántas fincas entrarán en el primer envío de aguas.