El dinamismo del sector construcción sigue presionando por el desarrollo de metodologías constructivas más eficientes, materiales más económicos que se adapten a las exigencias de calidad y diseño de los clientes, así como por esquemas de administración que aseguren que cada proyecto haga adecuadamente.
Por eso, la administración profesional de proyectos ofrece a desarrolladores y empresas constructoras, una herramienta que logra un proceso ordenado de las fases pre-constructiva y constructiva de cada proyecto, que permite completar esos procesos se hagan en un tiempo más corto, con un mayor control y, sin duda alguna, con un uso más eficiente de los recursos.
En el 2006 se tramitaron casi ocho millones de metros cuadrados en proyectos de construcción. No es un secreto lo complicado de los trámites, a lo largo de las diferentes instancias involucradas.
Sin embargo, en muchas ocasiones, estos tediosos pasos previos a un proyecto pueden ser menos complicados si se cuenta con el apoyo de profesionales con conocimiento suficiente de esos trámites. Así, se evitan los “re-procesos” que, en muchos de los casos, son los causantes de las largas esperas para obtener un “visto bueno” para el inicio de las obras.
A través del desarrollo de un “Plan de Proyecto”, aprobado por el desarrollador o constructor, el Administrador de Proyecto, de manera independiente de los métodos tradicionales de inspección, define el alcance y toma control de áreas de delicada importancia como: control y gestión del presupuesto, programación obra, manejo de información y comunicación, control de calidad, administración de los riesgos, seguridad, control de cambios, control de compras, recurso humano, entre otros.
Con este tipo de apoyo, los desarrolladores y constructores pueden trasladar buena parte de los “dolores de cabeza”, típicos de la actividad, a quienes cuentan con una metodología definida, para asumir esas responsabilidades.