La coordinadora de Comunicación de Uber para Centroamérica y el Caribe, Julie Robinson, argumenta que no son una empresa de transporte ni tampoco compiten con transportistas; insiste es que son una empresa de tecnología cuya competencia es el auto particular. "Operamos de manera legal como empresa de tecnología", afirma Robinson.
Este proyecto, que causa polémica en todas las ciudades a las que llega, ya consiguió unos 7.000 socios o conductores afiliados en el país y unos 225.000 usuarios del servicio. Ella dice que esperan regulación adecuada, aunque admite que no hay diálogo encaminado para lograrla.