Apenas unos días atrás, Irene Cañas, presidenta ejecutiva del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), admitió los números rojos en la contabilidad de la institución y la cancelación del megaproyecto El Diquís, en Buenos Aires de Puntarenas.
Aquellas fueron señales de transparencia que la jerarca envió con la promesa de que así será el resto de gestión. También, para ella, son señales de que hay que hacer cambios para sanear finanzas y para renovar el negocio.
La ingeniera asegura que el Instituto tiene múltiples oportunidades en la “nueva era” de las redes inteligencias, medidores inteligente, vehículos y hasta trenes eléctricos.
“Cuando leo que la gente tiene temores... pienso que lo que vamos a tener es un ICE renovado, haciendo cosas nuevas, brindando nuevos servicios, veo un ICE muy fortalecido”.
Eso pasa, claro, por la toma de decisiones que van desde la cancelación de nuevos proyectos en el corto y mediano plazo, en el manejo de sus créditos y la búsqueda de eficiencia en su planilla.