Empresas eléctricas deberán colocar aislantes térmicos para reducir número de animales electrocutados

Directriz del Minae obliga a compañías a modificar infraestructura; incumplimiento de guía podría conllevar sanciones que incluyen hasta penas de prisión

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En Puerto Viejo, un oso perezoso perdió una de sus extremidades luego de ser electrocutado cerca de una escuela. En Tamarindo, rescatistas tuvieron que dormir a un mono después de sufrir una descarga eléctrica. Zelda es una mona joven que lleva cuatro meses en un refugio en Cabuya, Puntarenas, tras llegar con quemaduras en la mitad de su cuerpo.

Historias como estas se repiten todos los días, especialmente en las zonas costeras y en las áreas boscosas del país, donde el desarrollo de la infraestructura vial, inmobiliaria y turística ha crecido de forma acelerada.

Hasta ahora, esta problemática solo es atacada mediante esfuerzos aislados de grupos de rescate, de la sociedad civil y de algunas empresas de electricidad, sin una política integral de acción.

Sin embargo, el gobierno pretende evitar que esas historias se sigan repitiendo y por ello, las compañías que distribuyen y comercializan energía ahora deberán colocar aislantes térmicos en el cableado y en los transformadores que se colocan en los postes.

Así lo establece una directriz que el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) emitió a finales de mayo de este 2018 y que es de acatamiento obligatorio.

Esa norma crea la Guía para la Prevención y Mitigación de la Electrocución de la Fauna Silvestre, donde se dictan los pasos que deben seguir las ocho electrificadoras, entre ellas, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) y la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH).

Consultados por La Nación, doce centros de rescate, principalmente de zonas costeras, reportaron 230 casos de animales electrocutados en lo que va del año, es decir, casi un caso al día.

La mayoría de los animales que sufren una descarga eléctrica mueren y los que sobreviven, en muchos casos, experimentan la amputación de alguna de sus extremidades y otros deben permanecer de por vida en los refugios, dada la gravedad de las lesiones.

No obstante, esa cifra de 230 es significativa, pues el Minae estima que son miles los animales electrocutados cada año y que en muchos casos, las muertes pasan desapercibidas.

Los monos y los osos perezosos son los que más perecen en los tendidos eléctricos, aunque también se reportan osos hormigueros, ardillas y pájaros.

Sanciones administrativas y hasta penales

Con la entrada en vigencia de la guía, en una primera etapa, el Minae entablará un proceso de diálogo con las electrificadoras para determinar cómo y en cuáles lugares se comenzarán a implementar las nuevas medidas de seguridad.

Así lo detalló Shirley Ramírez, de la Comisión Nacional para la Gestión de la Biodiversidad (Conagebio), dependencia del Ministerio de Ambiente, encargada de implementar la nueva normativa. Agregó que la primera reunión está prevista para antes de que finalice setiembre y que la intención es delimitar una hoja de ruta.

No obstante, ella insistió en que si las empresas no cumplen y no existe “buena voluntad”, el Estado cuenta con las armas legales para obligarlas a cumplir lo estipulado en la guía, o de lo contrario, puede emitir ordenes administrativas que si se irrespetan llevarían incluso a sanciones penales.

“La hoja de ruta urge para poder comenzar a trabajar (…). Esto es un proceso y lo estamos haciendo con toda la buena voluntad, pero tenemos las herramientas legales para en el caso que alguien no quiera colaborar o cumplir su deber, aplicar la normativa que está ya establecida”, dijo Ramírez.

Incluso, la directriz N°. 13-2018, con fecha del 23 de mayo, hace la misma advertencia en el caso “del no acogimiento” y como marco normativo de sanción menciona las leyes de Conservación de la Fauna Silvestre, de Biodiversidad y Orgánica del Ambiente, al tiempo que cita dos decretos del Poder Ejecutivo.

¿Cuáles mejoras deben implementar?

Además de utilizar aislantes en el cableado y en los transformadores, la guía establece otra serie de medidas que deben implementar las compañías de electricidad, como por ejemplo, la colocación de conos metálicos que impidan a los animales llegar hasta el tendido eléctrico e instalar pasos de fauna aéreos, para evitar que usen el cableado.

En otros casos, las compañías se deben comprometer a podar los árboles para evitar que los animales utilicen las ramas para subirse a los cables, o bien, construir barreras perimetrales de cemento en los centros de interruptores y subestaciones de energía.

Las compañías también deberán contabilizar las averías reportadas por animales electrocutados con el objetivo de definir las zonas de atención prioritaria y calcular cuánto costará aplicar la guía y cómo se financiará.

De momento, en las mesas de diálogo participará la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) para analizar la posibilidad de que los gastos en que incurran las electrificadoras con la adaptación de su infraestructura, sean reconocidos en un futuro en la tarifa eléctrica.

Otra posibilidad es que las mejoras, en una primera etapa, se financien mediante una donación de un organismo internacional.

Para el ICE, la colocación de cables y transformadores con aislantes térmicos es un 23% más cara que instalar líneas convencionales.

Esa alza puede ser hasta de un 34% si hay que quitar cableado tradicional para poner otro con protección, según explicó Víctor Castro, gestor ambiental del Instituto, en un correo electrónico.

Castro añadió que hasta ahora, el ICE puso protección en poco más de 450 kilómetros de cables y que en los último años ha invertido más de $4 millones (unos ¢2.320 millones).

Mientras, el vocero de la Cooperativa de Electrificación Rural de San Carlos (Coopelesca), Álvaro Chaverri, informó que para realizar esas mejoras necesitan que la Aresep les apruebe un alza en las tarifas, pues esa inversión no está contemplada en el presupuesto ordinario y llevan seis años sin cobrar más a sus usuarios.

Junto a la Aresep, el Minae y las electrificadoras, en las negociaciones estará presente la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) con el objetivo de que las medidas de protección también sean un requisito en los nuevos proyectos de infraestructura.

Al mismo tiempo, el Ministerio de Ambiente pretende fortalecer e incentivar el uso de la línea telefónica de ayuda: 1192, para que eventualmente se convierta en el 911 de los animales.

Acciones aisladas

La guía es vista con positivismo por los centros de rescate y refugios, después de muchos años de trabajo en solitario y con escasos recursos y en constantes campañas de recaudación, como la que en este momento realiza el Centro de Rescate Jaguar, en Puerto Viejo de Limón, para recolectar unos ¢2 millones y comprar aislantes térmicos para 10 transformadores, los cuales serán instalados por trabajadores del ICE.

“Sinceramente no paro de recibir monos”, dijo Simona Daniele, fundadora de la Asociación SalveMonos, en Tamarindo, quien lleva tanto tiempo cuidando los monos de esa zona que dice que ya puede reconocer algunos por su cara y el color de su pelo. “Como (desde) hace diez años es el mismo desastre (…). Las líneas lo que hacen es “freír monos.”.

El 60% de los casos reportados a Daniele están relacionados con descargas eléctricas y por lo general, ella consigue ayuda en veterinarias en Tamarindo y si es necesario, traslada a los monos a refugios en Nosara, también en Guanacaste, para la recuperación.

La estadounidense Karol Allard llegó a Costa Rica en el 2008 y ya en sus primeras semanas le tocó socorrer a un mono electrocutado. Desde entonces, ayudó a colocar unos 90 pasos de fauna aéreos en los alrededores de playa Hermosa, en Guanacaste, y trabaja por instalar más en puntos críticos ya detectados.

“Sinceramente pienso que a las empresas eléctricas sí les importa y que cada muerte le afecta a los empleados que tienen que venir a quitar los cuerpos”, aseguró Allard. “Pero mientras tanto, las comunidades tienen que empezar sus propios programas de puentes si de verdad quieren salvar a sus monos y otra fauna. El trabajo de aislar los cables y los transformadores es complicado, caro y requiere un compromiso a largo plazo, y los monos no pueden esperar”, añadió.

Para Vicki Coan, quien maneja el refugio de animales SIBU Wildlife Sanctuary, en Nosara, la tarea es casi aplastante: “El cableado casi que les derrite la piel hasta el hueso. La gente tiene que estar consiente que es algo que pasa casi que a diario en las zonas costeras”.