Como la mayoría de instrumentos médicos, este resulta intimidante. El equipo puede inspirar temor pero no tanto como lo que es capaz de descubrir o prevenir.
A partir de los 45 años, enfrentarse a un mamógrafo puede ser uno de los mayores temores para una mujer. Sin embargo, hay razones de mayor peso para que lo deje convertirse en un aliado para una mejor salud.
En Costa Rica, 43 de cada 100.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama cada año, y 11 de cada 100.000 mueren por esta causa, según las estadísticas más recientes de la Caja Costarricense del Seguro Social.
Esto convierte al cáncer de seno en el segundo tipo de cáncer más común entre las mujeres costarricenses, sólo superado por el cáncer de piel, además de ser el cáncer de mayor mortalidad en población femenina.
Entre tanta estadística sombría, hay una noticia alentadora: entre más temprano se encuentre el tumor en el tejido mamario, más fácil será el tratamiento y la recuperación.
Diagnóstico temprano. La mamografía es el método más utilizado para detectar anormalidades dentro del seno.
“Es uno de los métodos de tamizaje que científicamente está más que comprobado que disminuye la mortalidad en la paciente con cáncer de mama”, afirma el senólogo Álvaro Peña, quien conversó con La Nación desde la Clínica Mayo, en EE.UU.
“La mayoría de los cánceres de mama en etapas iniciales, y las lesiones de riesgo que podrían generar cáncer, se manifiestan a través de microcalcificaciones”, explica Peña.
Cuando el tumor se encuentra tempranamente, este se ve como un punto blanco de tan sólo unos milímetros de grosor.
Con ese tamaño tan pequeño, el cáncer todavía no ha traspasado los ductos de la mama, ni se ha extendido al resto del tejido. Por ello, su tratamiento es mucho más fácil y exitoso, típicamente con una cirugía conservadora del seno, y radiación en algunos casos.
Sin peligro alguno. La mamografía emplea un haz de rayos X para irradiar la mama, y genera una placa que revela la presencia de esas microcalcificaciones.
Aunque algunos detractores del procedimiento aseguran que esta irradiación podría más bien dar pie a un tumor, varios estudios científicos han comprobado que el riesgo es casi nulo en comparación con los beneficios.
La senóloga Marisela Herrera explica de esta manera el bajísimo riesgo: “si un millón de mujeres se hicieran una mamografía cada seis meses a partir de los 25 años y hasta los 75, sólo 13 de ellas desarrollarían un cáncer por la radiación”.
“Y esa situación es utópica por la frecuencia; es prácticamente imposible que se desarrolle un cáncer por la radiación”, recalca la experta.
Además, el Ministerio de Salud exige a todos los centros de salud, públicos y privados, que los equipos que emiten rayos X tengan un certificado anual de buen funcionamiento, tras una revisión por parte de la empresa que proporciona el equipo.
Según el físico médico Luis Pablo Arce, del Hospital San Juan de Dios, en San José, también se exige tener un contrato de mantenimiento periódico del mamógrafo, que en ese centro es mensual dada la gran cantidad de pacientes que atienden por día.
“Hay un grupo de físicos médicos que revisan cuál es la dosis de radiación que le llega a la mama.
”Hay todo un protocolo de seguridad que envuelve a la mamografía, que nospermite asegurar que el examen que realizamos es seguro para la paciente, a corto y largo plazo”, asegura Arce.
Tan sólo segundos. Aparte de la fobia a un posible diagnóstico preocupante, el miedo al dolor que podría ocasionar la compresión del seno durante la mamografía también aleja a muchas mujeres de este método de prevención.
Sin embargo, según el físico médico Luis Pablo Arce, del Hospital San Juan de Dios, el disparo de rayos X dura tan solo 0,5 milisegundos, por lo que la mama dura en compresión sólo unos segundos.
“Es más el miedo con el que vienen las pacientes por lo que se va transmitiendo de boca en boca. A veces no ha empezado uno a comprimir, cuando ya la paciente está gritando. Y se les hace la mamografía, y la paciente dice ‘no, es más el miedo que le meten a una”, dijo Catalina Méndez, quien realiza el procedimiento en el San Juan de Dios.
Después del examen, y por la misma compresión, algunas mujeres sí podrían experimentar una molestia mayor o por más tiempo. Esto depende de qué tan denso sea el seno: entre más firme, más tejido glandular lo compone, lo cual podría generar mayor sensibilidad.
Para estos casos, Herrera recomienda que antes del examen, la mujer no utilice cremas, y tomar un antiinflamatorio tres días previos a la mamografía.
“La ventaja de la detección temprana es que podemos decir que el 95% de pacientes en etapas tempranas se van a curar.
”Hay tratamientos actuales que en un día la curan: se le da el tratamiento quirúrgico, la radioterapia, toma pastillas y se acabó su problema”, añade Herrera.