Uno de cada siete hombres ticos muere por un mal crónico antes de cumplir 70 años

Estudio internacional afirma que esta cifra de mortalidad prematura no podrá reducirse antes de 2030 en el caso de los varones; en las mujeres el panorama es más alentador.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Morir antes de los 70 años de edad por una enfermedad no transmisible como infartos o males coronarios, cáncer, accidentes cerebrovasculares (ACV), problemas pulmonares, diabetes o hipertensión es considerado una muerte prematura, y, por ende una que no debería darse o cuyos índices deberían ser mínimos.

Un estudio del Imperial College de Londres, Inglaterra, la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Alianza Mundial para la Lucha contra las Enfermedades no Transmisibles se dio a la tarea de investigar cómo estaban las muertes por estas causas entre los 30 y 70 años en 186 países de todo el mundo (incluyeron a Costa Rica) y dar posibles acciones para reducir al máximo estas cifras.

Los investigadores publicaron sus resultados en la última edición de la revista médica The Lancet.

Una de las preguntas clave fue: ¿lograrán los países reducir a la tercera parte las muertes prematuras atribuidas a estos males para el 2030? Es una de las metas que se trazaron las Naciones Unidas como parte de sus objetivos de desarrollo sostenible. Para averiguar la respuesta, los científicos compararon los datos del año 2003, con los de 2010 y con los de 2016 con el fin de analizar su evolución y ver qué países están cerca de cumplir y cuánto hace falta.

Tras los resultados, observaron que el lograr la meta no parece cercano, ni para los hombres de Costa Rica, ni para la mayor parte del mundo.

En el caso de nuestro país, el informe señala que el 13,7% de los hombres y el 9,4% de las mujeres fallece por una de estas causas antes de los 70 años. El promedio mundial es todavía mayor, está en 21,8% para los hombres y en 15,9% para las mujeres.

¿Llegará Costa Rica a cumplir la meta de reducir esta mortalidad prematura? Las proyecciones del estudio indican que con las mujeres sí, pero que con los hombres se lograría entre el 2031 y el 2040, más allá del año establecido (2030).

¿Qué quiere decir esto? Que todavía falta más acción en tratamiento, pero sobre todo en prevención de estos males no transmisibles. Mas esta acción no debe ser solo de parte de las autoridades de salud, si no también de cada persona. Y, en este sentido, mayor atención se les debe prestar a los hombres, que son quienes menos acuden a los servicios de salud a pesar de que son los que más sufren secuelas graves.

En mayo pasado, se informó que los servicios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) reciben cada vez más personas menores de 65 años con infartos al miocardio o ACV (popularmente conocidos como derrames cerebrales).

Dicha información señala que mientras que en el 2011 atendieron 348 ACV y 945 ataques al corazón en personas entre los 20 y los 64 años, las cifras subieron en el 2016 (año más reciente para el cual hay datos) y sumaron 443 ACV y 1.080 infartos.

De ellos, si se revisa década por década, la mayoría de la víctimas, en todas las edades, son hombres.

Ellos son el sexo en el que hay más diagnósticos tardíos y más muertes prematuras en cualquier tipo de enfermedad.

Una investigación anterior, publicada también en la revista The Lancet en octubre pasado, señaló que la hipertensión en Costa Rica representa mayor riesgo para los varones que para las mujeres.

“No es que no haya muertes prematuras en mujeres, las hay. No es que no haya mujeres a las que se les diagnostica tarde una enfermedad, porque también las hay. Pero si se compara, es mucho más común que les suceda a los hombres por un factor social y cultural. El hombre es el ‘macho’ que siempre se siente bien y nunca necesita los servicios de salud, esa es la imagen que proyecta, pero la realidad es otra, y cuando llega por fin a un centro médico es tarde. Las mujeres no solo van más a los centros de salud por un embarazo o porque llevan a los niños. Incluso mujeres solteras y sin hijos acuden más a los Ebáis”, destacó Carolina Santamaría, del Instituto de Investigaciones de Salud (Inisa) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Historia que no comenzó ‘ayer’

Las mortalidad prematura, tanto en hombres como en mujeres, suceden, en gran parte por todo un proceso que comenzó años atrás con enfermedades que se fueron agravando. Los hábitos tienen un peso muy grande en esto.

A no ser que la persona tenga problemas de carácter congénito en su corazón o en su sistema circulatorio, ni un infarto ni un ACV aparecerán de un pronto a otro. Ambos padecimientos demoran varios años en desarrollarse.

“Estos incrementos se deben fundamentalmente a un aumento en los factores de riesgo como hipertensión arterial, diabetes y personas que tienen mayor nivel de sobrepeso y obesidad y con bajos niveles de actividad física. El fumado también aumenta el riesgo de estos padecimientos”, destacó el epidemiólogo Roy Wong cuando la CCSS dio a conocer los datos de infartos y ACV en población menor de 65.

¿Cómo revertir esta situación? Los hábitos constituyen algo fundamental. No fumar, realizar 30 minutos de actividad física al día cinco veces por semana (o sumar 150 minutos semanales), evitar comer en exceso, aumentar el consumo de frutas y verduras y disminuir las “frituras”, son parte de los consejos preventivos.

Si usted ya tiene sobrepeso u obesidad, la recomendación es buscar la forma de llegar a un peso saludable. Para ello, la CCSS recomienda asistir a citas de control en el Ebáis donde le puedan guiar con consejos de cómo llegar a un mejor peso. Buscar el apoyo de un nutricionista o especialista en movimiento humano o educación física que le pueda guiar también es bueno.

Si la persona ya sufre una enfermedad crónica como diabetes o hipertensión, seguir el tratamiento es vital. Esto no solo significa cumplir con los medicamentos, también con las recomendaciones de alimentación y de actividad física.

Si se trata de un sobreviviente a un infarto, ACV o algún otro tipo de enfermedad potencialmente mortal, el seguimiento médico, el control y el acatar el tratamiento es todavía más importante.

“Se trata no solo de evitar muertes, también de no sufrir enfermedades cuyas secuelas nos disminuyan la calidad de vida”, concluyó Santamaría.