Los niños que tienen una mejor percepción de sí mismos alcanzarán más posibilidades de lograr el éxito en sus estudios y otros proyectos que emprendan. Además, llegarán a ser adultos emocionalmente estables y felices.
Así lo advierten especialistas en desarrollo infantil, como la psicóloga Daphne Calvo López, de la Clínica Herrera Amighetti, quien considera que los menores con alta autoestima, se sienten competentes ante los desafíos que se les presentan a diario y encuentran la motivación necesaria para salir adelante.
Se ha comprobado que estos menores son más creativos; están más dispuestos a aprender, a aceptar sus equivocaciones y a intentar las veces que sean necesarias para lograr sus objetivos.
Una alta autoestima también es un poderoso escudo para que niños y adolescentes se protejan de situaciones de riesgo, como el bullying (acoso escolar), el consumo de drogas y alcohol, y los embarazos a temprana edad.
La autoestima también es un escudo contra la incursión en la delincuencia, los trastornos de la alimentación, el aislamiento social, la violencia, etc., agregó Rocío Solís, psicóloga y jefa de la Contraloría de Derechos Humanos del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Según Solís, cuando los menores tienen confianza en sí mismos, desarrollan habilidades para hablar de sus sentimientos, tomar decisiones y resolver conflictos.
Asimismo, es más fácil que se atrevan a denunciar situaciones que los pongan en peligro.
Cultivar relaciones. Para fomentar una adecuada autoestima en los niños y adolescentes, Solís insiste en que los padres deben aprender estrategias orientadas a cimentar las buenas relaciones con sus hijos.
“Los padres debemos aprender a tener confianza en las capacidades de nuestros hijos para resolver los problemas, referirnos a ellos siempre en forma positiva, disminuir la crítica y ayudarlos a buscar diversas formas de adaptación a la realidad.
”Debemos darles tiempo para que se expresen, permitirles aprender de sus errores y dejarles claro que nuestro cariño y afecto es incondicional.
”Es importante que los padres y las madres tengan coherencia parental a la hora de fijar límites”, recalcó la especialista.
De acuerdo con Solís, en el MEP, el trabajo para fortalecer la autoestima de los estudiantes se ha concentrado en el Programa Convivir, donde se enfatiza mucho en valores de solidaridad, comprensión, tolerancia y resolución de conflictos.
En los Departamentos de Orientación se les da seguimiento a los niños y adolescentes con dificultades a fin de ayudarlos a tener mayor claridad en sus proyectos de vida.
Gracias a esfuerzos como estos, muchos menores, ya “empoderados”, se han atrevido a denunciar situaciones que los afectaban en su día a día.
Por ejemplo, las denuncias por bullying pasaron de 57 en el 2012 a 210 en el año pasado, lo cual demuestra que los menores están más informados, dijo Rocío Solís.