Tasa de contagio de covid-19 en Costa Rica sigue en oscilación, pero supera números de semana anterior

Cálculos del Centro Centroamericano de Población la ubican en 1,1, es decir, cada enfermo podría infectar a 1,1 personas más; esto llevaría a reportes diarios de unos 1.000 casos en un mes, número que pone presión sobre los servicios de salud

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La tasa de contagio de covid-19 en Costa Rica sigue oscilando, según el análisis semanal del Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica (CCP-UCR), publicado la tarde de este miércoles en su sitio de Internet.

En relación con la semana anterior subió muy ligeramente, al pasar de 1 a 1,1.

La tasa de contagio, también llamada tasa R, indica a cuántas personas podría contagiar, en promedio, cada enfermo. Si es igual a 1, cada persona enfermará, en promedio, a otra más, y esto mantendrá la infección constante. Si está en 2, en promedio, cada persona enfermará a dos más y la velocidad de transmisión se duplicará. Lo ideal, por eso, es que esta sea inferior a 1, que es señal de que el ritmo de casos nuevos va bajando.

Con un valor en 1,1 se indica que cada enfermo contagiará, en promedio a 1,1 personas más. En otras palabras, si se tiene un grupo de 10 enfermos, estos podrán dar origen a 11 nuevos contagios.

El análisis para este 12 de agosto toma el corte de los datos al 11 de agosto, y estaría basado en los contagios del 5 de agosto, dado que el período de incubación del virus (tiempo que transcurre entre la infección y los primeros síntomas) en promedio está en 6 días.

Sin embargo, el análisis indica que, dado que esta semana comenzaron a contabilizarse también casos por nexo epidemiológicio, esto pudo influir en los valores de R. Los casos confirmados por nexo se dan cuando una persona que convive en un mismo hogar de una persona ya diagnosticada de covid-19 por laboratorio comienza con síntomas de la enfermedad. Esta persona, ya no requerirá de una prueba diagnóstica y se contabilizará como caso confirmado.

“Tras alcanzar el umbral crítico de R=1 el 27 de julio, aparentemente se produjo un retroceso y luego la oscilación mencionada en torno a 1,1. El retroceso podría ser una corrección originada en el cambio de metodología para definir parte de los casos con base al nexo epidemiológico y sin necesidad de test confirmatorio”, especifica el documento.

Para los investigadores, el impacto de las mascarillas y de la política de “martillo” fue lo que impulsó a la baja esta tasa de contagio a finales de julio.

“La tendencia a la baja en la tasa R ocurrida en casi todo julio coincidió con la orden sanitaria de usar mascarillas en lugares públicos a partir del 27 de junio y con las restricciones de movilidad y agrupamiento que se endurecieron del 11 al 19 de julio, en lo que se denomina la política del ‘martillo'. Aunque no es posible establecer de manera inequívoca una relación de causa-efecto, la coincidencia es muy sugestiva de que estas intervenciones tuvieron un impacto”, cita el texto.

Si se compara Costa Rica con los otros países de Iberoamérica, Costa Rica se encuentra en un punto medio. Los países con una tasa más alta son Cuba con 1,91 y Paraguay con un 1,39. Los que tienen una tasa más baja son Florida (estado estadounidense analizado por sus similitudes culturales con América Latina) con 0,8 y República Dominicana, con 0,82.

Posibles escenarios

Los investigadores del CCP indican que R es un factor muy volátil y puede experimentar grandes cambios en cuestión de pocos días. Por esta razón trabajan con posibles escenarios de qué sucedería si se mantiene la tendencia actual y qué pasaría en un contexto más optimista si la tasa baja, o más pesimista si la tasa sube.

Si la tasa se mantiene, el ritmo será constante y no crecerá el número de casos diarios, o lo hará muy lentamente, pero esto no quiere decir que no haya presión para el sistema de salud, el cual recibe embates desde mediados de junio.

“Si el país se estanca en la tasa R ligeramente mayor que 1 de días recientes, dentro de un mes estaremos con reportes de alrededor de 1.000 casos diarios. Este número es mayor que el promedio actual y podría desbordar la capacidad de atención hospitalaria de la CCSS e imposibilitaría recuperar trazabilidad con rastreo-testeo adecuados. Es, por tanto, imperativo redoblar esfuerzos para reducir la tasa de contagio”, resalta el reporte.

En el escenario 2, o el optimista, R retorna a la tendencia descendente que tuvo en julio y alcanza en cuatro semanas el valor de 0,7, el panorama en el mes venidero es de un descenso moderado en el número de casos nuevos que llegaría a 390 diarios el 11 de setiembre.

Sin embargo, aun en este escenario debe tenerse cautela.

“Esta cifra, sigue siendo problemática ya que está por encima de las capacidades del país para un óptimo rastreo y testeo de contactos para contener el brote. Creemos que una situación confortable de óptima trazabilidad de los casos y contención del brote solo se logrará si el número de nuevos casos diarios se mantiene por debajo de 100 (como antes del 20 de junio)”, resalta el informe del CCP-UCR.

El escenario 3, o pesimista, sí demanda aún más esfuerzos por parte de quienes toman decisiones, pero también de toda la población. Si la tasa sube a 1,5 se daría un crecimiento exponencial y para el 11 de setiembre se tendrían 2.000 casos por día. De acuerdo con el CCP-UCR, esto podría darse si la gente deja de usar mascarillas o si las medidas de apertura se flexibilizan.

Bajar la transmisión

Los investigadores señalan que hay tres posibilidades para bajar aún más esta tasa de transmisión: el distanciamiento físico, las mascarillas y la capacidad de hacer pruebas y rastrear contactos.

Esta parte del estudio es realizada con base en el informe de movilidad que Google actualiza constantemente según la información de desplazamiento que se muestra en los GPS y bases celulares.

Los investigadores eliminan de la base las salidas consideradas como esenciales: supermercados, centros de salud o farmacias y el transporte hacia el hogar. Con base en ello se ve cómo está la movilidad.

Esta ha aumentado desde que se dieron las semanas de fases de apertura.

“Tras una reducción importante en la movilidad de los costarricenses especialmente en la primera mitad de julio, a partir del 18 de julio, una semana después de iniciada la política del ‘martillo', hay una reversión de la tendencia y la movilidad de la población ha aumentado. El dato más reciente muestra que al 6 de agosto Costa Rica se encuentra en un nivel de interacción social de 58% del que tenía en febrero antes de la pandemia, comparado con el 43% que alcanzó a mediados de julio”, asegura el CCP.

Costa Rica tiene más movilidad que, por ejemplo, Panamá y El Salvador, pero menos que España y Uruguay.

En cuanto a las mascarillas, esto es más difícil de medir, porque no hay datos de cómo se está cumpliendo esta medida sanitaria para los lugares públicos de concentración masiva.

“Evidencia anecdótica apunta a que la mayoría de la población ha acatado esta disposición. El problema mayor parece ser el no uso de mascarillas por la creencia equivocada de que las caretas plásticas son equivalentes. Dado que está demostrado la transmisión de covid-19 por aerosoles, es decir gotitas minúsculas que flotan en el aire, dispositivos como las caretas que no se ajustan a la cara dejan salir esos aerosoles y no cumplen el propósito de ser una barrera para el contagio”, afirma el reporte.

Finalmente, la capacidad de rastreo de contactos y de hacer exámenes diagnósticos sigue siendo (como lo es desde mayo) la piedra en el zapato para nuestro país.

La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que por cada persona con un resultado positivo haya 10 negativos; de lo contrario, es mejor hacer más pruebas.

No obstante, en las últimas semanas por cada contagiado, hay en promedio solo tres personas con un resultado negativo.

Lo que se aconseja es realizar un mayor número de pruebas, y, además, poner más atención a las personas con las que cada positivo tuvo contacto en los últimos 14 días antes de su infección.

“Este bajón puede ser manifestación, o de que han disminuido el esfuerzo de rastrear y testear los contactos de nuevos casos, o de que el aumento en la cantidad de casos positivos está desbordando las capacidades del sistema para efectuar exhaustivamente esta actividad”, concluye el análisis.