¿Qué conexión tiene la falta de sol con la depresión posparto?

Reciente estudio con 293 mujeres ofrece una respuesta ante este problema que afecta a una de cada seis madres

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La reducida cantidad de horas de luz a la que está expuesta una mujer embarazada durante el último mes de gestación puede favorecer la aparición de síntomas depresivos después del parto, reveló un nuevo estudio de la Universidad de California en San Francisco, Estados Unidos, publicado en la revista Springer’s Journal of Behavioral Medicine.

La depresión posparto se caracteriza por una tristeza persistente, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, disminución de la energía, cambios en el apetito, trastornos en el sueño, irritabilidad, aislamiento, ansiedad, indecisión, culpabilidad o llanto sin razón aparente. En algunos casos severos, los menos, puede detectarse un desapego o falta de vínculo afectivo de la madre con el bebé y hasta pensamientos suicidas.

Aunque en algunos países esto es un tema tabú, lo cierto es que según la la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada seis mujeres experimentan estos cuadros después del nacimiento de su bebé.

Para llegar a esta conclusión, el estudio estadounidense analizó la información disponible de 293 mujeres que participaron en ensayos clínicos sobre el embarazo y a las cuales se les midió la exposición moderada a la luz natural durante la gestación.

Todas las participantes fueron madres primerizas del estado de California en EE. UU.. Los datos incluyeron la cantidad de luz diurna durante el último trimestre de su embarazo, junto con información sobre los factores de riesgo conocidos, como el historial de depresión, la edad de la mujer, su estado socioeconómico y cuántas horas durmió.

Fue así como detectaron que entre más luz recibieron, menos síntomas depresivos manifestaron y, por el contrario, “las mujeres cuyo último trimestre coincidió con días ‘cortos’ o con menos horas de luz, presentaron los síntomas más severos después del nacimiento de sus bebés en este grupo de estudio. Esto fue especialmente notable en madres primerizas, comentó la científica Deepika Goyal, una de las autoras del reporte.

Para ella, este hallazgo puede representar una útil herramienta de prevención para las mujeres embarazadas, sugiriéndoles a estas aumentar voluntariamente la exposición diaria al sol durante el último trimestre de su embarazo, así como la ingesta de vitamina D, que, precisamente, aporta la luz solar.

Estudios anteriores e incluso discutidos durante congresos de la Sociedad de Endocrinología estadounidense, sugieren que las mujeres con depresión entre moderada y severa experimentaban una notable mejoría cuando se suplían sus carencias de vitamina D.

“Se debe alentar a las mujeres a que se expongan con frecuencia a la luz del día durante sus embarazos para mejorar sus niveles de vitamina D y suprimir la hormona melatonina (producida por la glándula pineal que tiene diversas funciones en el cuerpo, especialmente en la regulación del ciclo sueño-vigilia)”, agregó Goyal.

Según ella, los médicos también deberían recomendar a sus pacientes que hagan más ejercicio al aire libre cuando el clima y la seguridad lo permitan.

¿Qué hacer?

Además del consejo de oro de tomar pequeños baños de sol, Catalina Cárdenas, psicóloga costarricense de la organización Psicología para todos, ofrece otras recomendaciones a las nuevas madres.

Lo primero es reconocer que el padecimiento existe y estar atentos a los síntomas.

Explicó que no es lo mismo una depresión posparto que el llamado Baby Blues.

“Mientras que el Baby Blues es la respuesta del cansancio, cambios hormonales fuertes y rápidos y una sobredemanda al cuerpo, causando una tristeza que es pasajera, la depresión posparto se desenvuelve con una tristeza más profunda, intensa y perdurable. Hay hipersensibilidad, o sea, se reacciona fácilmente. Con frecuencia las madres se cuestionan si están realizando adecuadamente su rol de mamá y pueden llegar a sobredimensionar un problema, por ejemplo que no sacan al bebé porque hay contaminación y le puede afectar”, detalló la especialista.

“Nos hacen creer que recibir a un bebé es un momento sublime, que todos los bebés son de revista, o que las necesidades de mamá en ese momento no son prioridad. Pero la verdad es que la fatiga y los cambios están presentes en todos los pospartos”, enfatizó.

Cárdenas recomendó a las mamás confiar en su instinto y que pidan ayudan cuando la necesitan, que no reciban consejos de todo el mundo y de cualquier sitio web sino de fuentes acreditadas y confiables como los médicos.

‘Yo la viví y la vencí’

Alejandra Ramírez Barboza, vecina de San Ramón de Alajuela, ha pasado por tres embarazos que la hicieron madre de dos varones. En la primera gestación el bebé falleció, lo que le causó una depresión que la llevó a un año de incapacidad laboral.

“Luego, durante mi segundo embarazo, estuve llena de temores, y cuando mi hijo nació, me deprimí. El bebé tenía muchos cólicos y yo sentía que se iba a morir. A cada rato lo llevaba al pediatra. Pasaba muy estresada. Recuerdo que solo me bañaba, no me arreglaba. Me veía al espejo y me veía tan fea. Andaba sin aretes, a veces me medio peinaba”, recordó Ramírez.

Según relata, en una de tantas visitas que le hizo al pediatra, quien conocía de su antecedente, le recomendó buscar herramientas para tranquilizarse.

“Me dijo que me apoyara en alguien para cuidar el niño mientras tomaba un baño largo y tranquilo, que saliera pequeños momentos al patio, que conversara con alguien, etcétera. Él sabía que yo necesitaba estos espacios y, gracias a que tomé sus recomendaciones al pie de la letra, manejé mejor situación. Aprendí a controlarlo y con el tercer embarazo, ya me sentía preparada. Con mi segundo bebé ya sabía que era algo conocido y evité las cosas que me hacían sentir mal”, reconoció.

Ramírez asegura que todas las mamás deben saber que se trata de momentos difíciles, pero pasajeros. “Las parejas deben armarse de comprensión, cariño y acompañar a la mamá. Los familiares también deben apoyar con el cuido del bebé. Esos momentos son muy valiosos. Y, sobre todo, no se debe criticar, porque la depresión posparto es real, sí existe, porque yo la viví y la vencí”, concluyó.