Privados de libertad se despojan de sus aflicciones por medio de la poesía

20 reclusos del centro penitenciario La Reforma reciben una especie de terapia en el Taller de la Creatividad

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José Fallas, de 31 años, sueña con el día en que su hija Amanda lea uno de sus poemas y se sienta orgullosa de él. José Alvir Espinoza, de 63, estudia de noche para obtener el bachillerato por madurez. José Francisco Brown, de 39, hace unos días conoció a cinco de sus sobrinos y desea seguir compartiendo tiempo con ellos.

Más que abrir puertas, el conocimiento abre mentes y reta a quienes se nutren de él a ser mejores. De eso dan fe 20 privados de libertad quienes participan en el Club de la Creatividad, un programa que los capacita en la lectura y escritura de poesía, pero que a su vez les sirve de terapia.

La iniciativa la emprendió desde hace un año Daniel Matul, escritor guatemalteco radicado en Costa Rica.

"Yo venía elaborando una metodología para estimular la creatividad de las personas, cuando fui invitado a una graduación en La Reforma. Vi la oportunidad de aplicar mi trabajo con la población penitenciaria y, a la vez, darles la oportunidad a ellos de superarse", explicó.

Fue así como empezó con el Taller de la Creatividad, sustentado en la pedagogía del reencuentro (de los privados de libertad) desde tres ejes: el personal, el familiar y el social.

"El primero es el reencuentro con ellos mismos y las preguntas que se hacen con respecto a quiénes son y a quiénes quieren ser. El segundo es el acercamiento a la familia, que ya no mira al delincuente, sino al poeta, a quien quiere cambiar su futuro y mejorar. Y el tercero es cómo los percibe la sociedad, qué se dice de ellos cuando pasan por un proceso transformador como este", agregó Matul.

Las clases las imparte los lunes, de 8 a. m. a 11 a. m. El grupo empezó con 12 integrantes y ya suman 20.

En este primer año de estudios, Matul se ha abocado a sensibilizar a los participantes en cuanto a la importancia de la literatura.

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"Eran personan que tenían 10 o 15 años de no tomar un lapicero. Entonces, lo primero fue ayudarlos a soltar la mano, a desarrollar la creatividad. Ya no le tienen miedo al papel, ni a escribir. Ya saben que la poesía no es solo estar enamorado; ahora escriben de todo", añadió el coordinador, quien además es profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional (UNA).

Según contó, ahora viene el proceso de mejorar la escritura y formar a los estudiantes en temas como ortografía y sintaxis.

Por si fuera poco, trabaja con artistas como Adrián Goizueta, María Pretiz, Guadalupe Urbina, Luis Montalbert y Pato Barraza, para plasmar los poemas compuestos por los privados de libertad en un disco que tendrá 13 canciones.

El material musical se presentaría entre octubre y noviembre de este 2017.

Acercamiento a la familia

Una de las principales motivaciones de los participantes es que, gracias al taller, participan en distintas actividades de poesía realizadas en el país.

De hecho, el viernes anterior asistieron, por segundo año consecutivo, a la Feria del Libro, donde tuvieron una ponencia.

Matul comentó que cuentan con agenda llena durante todo el año e, incluso, a veces son más de dos eventos por semana.

En esas oportunidades, se abre espacio para que los reclusos compartan con sus seres queridos. Esto gracias a que, al finalizar las actividades de poesía en las que participan los beneficiarios del programa, se les da media hora para que se reúnan con los familiares que hayan asistido al evento.

Algunas instituciones organizadoras de los encuentros de poesía, como las universidades, hasta les preparan un refrigerio a los reclusos y a sus allegados, para que el rato sea más ameno.

Incluso, cuentan con el sitio de Facebook Semillas de una gran cosecha, donde publican las fotos de las actividades.

"Los familiares se han apropiado de ese espacio; les comentan cosas y están pendientes de ellos. Aunque los muchachos no puedan ver ni contestar los comentarios, esa es una forma de sentirse en contacto con ellos", afirmó Matul.

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Cambio de vida

Empezar de nuevo y aprovechar cualquier oportunidad. Esa es la consigna de quienes aprovechan el Laboratorio de la Creatividad.

"Para mí es como volver a nacer. Expresar lo que siento y lo que pienso en una hoja de papel ha sido maravilloso, una forma de reiniciarme como hombre", aseguró José Fallas Campos, de 31 años, quien tiene cinco de estar en La Reforma.

Su hija, a quien no ve desde hace cuatro años, es su fuente de inspiración.

"Sueño con que mi hija Amanda pueda escuchar una canción escrita por mí. Yo no sé si ella sabe que estoy en prisión, pero para mí sería maravilloso que le digan 'eso lo escribió su papá', o que cuando ella se dé cuenta porque escuchó mi nombre, se sienta, al menos un poquito, orgullosa de mí", expresó Fallas.

Otro quien encuentra una musa en su hija es José Francisco Brown, de 39 años.

"Muchos le dicen a uno que si nunca estudió en la calle, por qué viene a hacerlo ahora. Pero quien quiere, puede. Yo tengo un reto, que es mi hija. Ella me dice que va a hacer un poema más bonito que el mío y eso me inspira, me motiva a hacerlo mejor", comentó.

Según dijo, hace una semana, en uno de los momentos que tienen disponibles para compartir con sus familiares después de las lecturas fuera del penal, conoció a cinco sobrinos.

Además, agregó, aunque le ha costado adaptarse al proceso porque empezó sin saber leer y escribir bien, lo único en lo que piensa ahora es en seguir adelante.

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Por su parte, José Alvir Espinoza, de 63 años, aprendió en el Laboratorio de la Creatividad a ser más disciplinado y a tener control de sus emociones.

"Me ha cambiado bastante; yo antes era muy violento y no me preocupaba por nada. He aprendido disciplina, a tratar a las personas, a no ser agresivo y a ser alguien con oportunidades para integrarse a la sociedad", aseveró.

Espinoza está deseoso de graduarse de bachillerato por madurez, que está cursando actualmente, para integrarse a la fuerza laboral y ejercer su oficio de electricista.

"Como cuesta tanto estudiar durante el día, por los conflictos y la bulla, entonces aprovecho por las noches. Quiero volver a ser alguien en la vida", concluyó.