Partir las pastillas podría alterar la dosificación

Muchas veces esto ocurre por utilizar los dientes, cuchillos sin filo y hasta tijeras de cocina al momento de fraccionar el medicamento

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Es una práctica muy común. Por alguna condición médica o lesión, un médico le receta una determinada pastilla. Sin embargo, usted no necesita la dosis completa, sino que solo requiere la mitad. ¿Cómo la parte? ¿Le ha ocurrido que al intentarlo, el fármaco se divide en tres o más fracciones o un pedazo queda mucho más grande que el otro?

¿Qué pasa si la pastilla es muy grande y usted decide partirla para tragársela más fácilmente? ¿Le ha pasado que al hacer eso salen las dos mitades volando y queda gran parte del medicamento pulverizado? ¿Estará perdiendo algo de eficacia al tomar menos?

Con estas inquietudes en mente, un equipo de científicos del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (Inifar) de la Universidad de Costa Rica (UCR) se dio a la tarea de investigar diez de las pastillas que más se recetan en Costa Rica y que es normal solicitarle al paciente que las parta, ya sea porque la persona necesita dosis menores a las que los laboratorios farmacéuticos han creado o bien porque no se cuenta con suficiente variedad en la seguridad Ssocial.

El estudio concluyó que, dependiendo de la pastilla y de la técnica con la que se haga este fraccionamiento, sí puede haber cambios en la dosificación y esto, eventualmente, podría alterar el efecto en el paciente.

"Hay muchas personas que las parten con los dientes. Esto, además del daño que puede causarle a la persona en los dientes, cambia la pastilla. Ahí entra en contacto con las bacterias de la boca y con la humedad de la saliva", comentó Olga Baudrit, coordinadora de la investigación.

Asimismo agregó. "El problema no es tanto si a usted le dicen 'tómese la mitad de cada pastilla y bote la otra mitad', el problema es cuando se almacena. ¿Qué pasa, por ejemplo, si una nieta le parte con los dientes todas las pastillas del mes a su abuelo así y las almacena? ¿Qué ocurre con esa última fracción? (ha permanecido almacenada mucho tiempo y quizá en condiciones no adecuadas)".

Paso a paso

La investigación nace de una inquietud personal de Baudrit.

"Mis papás ya estaban mayores. Mamá tenía unos 90 años y papá 88, ambos tomaban muchas pastillas. Y, en algunos casos, nos pedían que se tomaran la mitad o un cuarto de pastilla. Ahí nació la inquietud de ver cómo partirlas mejor", aseveró la investigadora.

"Luego también lo vi con mi hermano. Él tenía que tomar media pastilla para el corazón y me contaba que la partía con un 'cutter', y que cada vez que hacía eso, media pastilla salía volando por un lado y media por otro", agregó.

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En Costa Rica nunca se habían hecho estudios de este tipo, por lo que Baudrit primero investigó los reportes elaborados en otros países y luego se dispuso a estudiar qué pasaba en el nuestro.

"Nosotros sabemos de la alta calidad de los medicamentos que se dan en Costa Rica. El Inifar realiza los estudios de calidad, pero ¿qué pasa cuando se parte la pastilla?", añadió.

El primer paso consistió en elegir los medicamentos. Se seleccionaron fármacos que se les recetan a niños, adultos y adultos mayores.

Los medicamentos fueron risperidona (utilizado para tratar la esquizofrenia), paracetamol (para el alivio del dolor), dimenhidrinato (prevenir náuseas, vómitos y mareos), hidroclorotiazida (para la hipertensión arterial), espironolactona (utilizada en varios padecimientos, entre ellos insuficiencia cardíaca o retención de líquidos, hipertensión o males del hígado y riñón), atenolol (tratamiento de la hipertensión), furosemida (hipertensión), carvedilol (insuficiencia cardíaca), levotiroxina (males en la tiroides) y warfarina (prevención de coágulos en la sangre).

Salvo la risperidona –que es ovalada y mide 11,7 x 5 milímetros–, todas las demás tenían forma circular, con un diámetro que variaba entre los 7 y los 12,4 milímetros. El alto de todos los medicamentos analizados fluctuó entre 2,2 y 5,7 milímetros.

Posteriormente se reclutó a 60 personas entre los 18 y los 70 años sin problemas motores y se les pidió que partieran las pastillas. Cada uno de ellos partió tres pastillas de cada tipo con tres instrumentos diferentes: las manos, un cuchillo y un dispositivo especial para partir pastillas (que se vende en algunas farmacias, supermercados y catálogos de ventas).

Los resultados

En total se fraccionaron 1.800 pastillas.

Baudrit y su equipo vieron que no hubo diferencia en el desempeño según el sexo o edad de los participantes, y que las diferencias se vieron más bien según el tipo de pastilla y la técnica utilizada.

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En total, se observaron problemas para fraccionar en el 46% de los medicamentos (820 pastillas). En algunos casos hubo problemas para partir (el 16% no pudo fraccionarse con la mano, por ejemplo, otros se fragmentaron en tres pedazos o más).

Asimismo, se obtuvieron fragmentos más grandes que otros y también se vio que algunas pastillas perdieron masa (es decir, parte de estas se hizo polvo).

Todos los tipos de pastillas registraron algún inconveniente, y ningún método de partir fue infalible.

Sin embargo, la mayor parte de los errores se vieron en el momento de partir con cuchillo. Por ejemplo, 234 tabletas partidas con cuchillo se fragmentaron en tres o más pedazos. El segundo método más inseguro fue la mano y, el más seguro para conseguir dos fracciones muy similares fue el dispositivo que se consigue en las farmacias.

Sin embargo, a la hora de ver cuánto se desperdiciaba al partir una pastilla, la mano fue la técnica más eficaz para producir menos polvo y que la persona pudiera consumir la porción más completa.

¿Cómo partir los medicamentos?

Baudrit insiste en que siempre es bueno probar primero con la mano. Hay fármacos que ya vienen diseñados para partirse en dos. Hay algunas pastillas en las que la fuerza debe ejercerse hacia adentro y otras en las que es más bien hacia afuera.

"Sin embargo, tenemos que fijarnos. Algunas pastillas tienen una raya a la mitad, pero no en todos los casos es para partirse si no que es de carácter decorativo", apuntó la investigadora.

Si usted va a utilizar un dispositivo para partir pastillas, es importante limpiarlo bien antes de colocar un fármaco diferente.

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"Siempre queda algo de polvito de la pastilla anterior y esto podría contaminarla. No es necesario que desinfecte el aparato, simplemente límpielo con una toalla. Lo mismo pasa si usted esta partiendo varias pastillas diferentes con un cuchillo", puntualizó Baudrit.

¿Qué sucede si al partir uno de los fragmentos este es mucho más grande que el otro? La investigadora indicó que mucho dependerá del fármaco en cuestión; en algunos casos la afectación no es tanta, en otros, la porción más pequeña podría no ser suficiente para lograr el efecto y la más grande podría causar intoxicación.

"En esos casos siempre pregúntenle a un médico o farmacéutico", aconsejó Baudrit.

¿Qué hacer con la otra mitad? De acuerdo con la investigadora, hay medicamentos que resisten perfectamente unas horas o días partidos a la mitad, otras no. Por eso, debe seguirse la indicación médica.

"En muchos casos no pasa nada, en otros, como por ejemplo la levotiroxina (sustituto de hormonas de la tiroides) sí hay que botar el resto", aseveró.

¿Qué sigue?

Baudrit y su equipo ya trabajan en la siguiente parte de la investigación, que explora qué sucede con el almacenamiento de productos en los pastilleros y cuáles son las mejores prácticas para guardar estos medicamentos. Aún no hay fecha de publicación, pero ya está muy avanzado el proyecto.