La baja en el deseo o el disfrute sexual no es ajeno para muchas mujeres. Menos libido, dolor, falta de sensación y cansancio afectan en algún momento la sexualidad de cerca de un 40% de la población femenina.
En los últimos años han surgido opciones médicas y quirúrgicas que buscan solventar estos problemas, modificando de alguna manera el aspecto de la vagina (labiaplastia o vulvoplastia) o fortaleciendo los músculos vaginales (vaginoplastia o rejuvenecimiento vaginal).
Entre la lista, la más reciente alternativa es una técnica llamada O-shot, que consiste en inyectar plasma rico en plaquetas en el clítoris y en la zona del denominado punto G (ubicado detrás del pubis y alrededor de la uretra), para así regenerar el tejido nervioso y aumentar las sensaciones de placer.
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El plasma rico en plaquetas es una parte de la sangre que contiene células que estimulan la coagulación. Dicha sustancia tiene gran número de “factores de crecimiento” que promueven la migración y división celular. Esto ayuda a regenerar el tejido donde se aplica, en este caso, tejidos nerviosos del área sexual femenina.
"No hay estudios científicos rigurosos porque la sexualidad sigue siendo un tema del que a muchos les cuesta hablar, pero hay documentos que muestran hasta de un 60% o 70% de mujeres que han vivido algún tipo de disfunción en algún momento de su vida", indicó el ginecólogo Carlos Escalante, quien aplica este procedimiento en el país en el ámbito privado.
De acuerdo con Escalante esto no quiere decir que toda mujer con algún tipo de dificultad sexual pueda verse beneficiada con este tratamiento.
"Hay un grupo de mujeres cuyo problema tiene un trasfondo: fueron víctimas de violación u otro tipo de abuso sexual, tienen conflictos con su pareja, se dieron cuenta de alguna infidelidad, tienen miedo al contacto sexual. En estos casos, aunque el procedimiento se realice no va a poder dar resultados porque se trata de una situación que no tiene que ver con su parte física. Este tipo de personas necesitan de otro tipo de tratamientos que pueden incluir la terapia psicológica. Hay algunas que vuelven a experimentar goce en su vida sexual después de dejar a una pareja que las maltrataba. Para ellas no es el O-shot", aclaró.
¿Entonces para quiénes sí aplica? Para toda aquella mujer que, sin importar su edad y condición de pareja, siente que su disfrute de la vida sexual no es el mismo de hace unos años y que le gustaría intensificarlo.
"Esto se convierte en algo importante en el momento en el que el tema del disfrute sexual ya afecta a la persona (y por ende a su pareja) y le genera estrés", señaló el médico.
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Esto puede suceder cuando la mujer se acerca a la menopausia, pues la acción de las hormonas ya no es la misma, el tejido nervioso no está tan activo, la lubricación no es tan abundante y dicha resequedad podría generar dolor.
No obstante, mujeres de cualquier edad que experimienten una reducción en el goce o el deseo pueden solicitarla. La única contraindicación es que las personas no pueden estar bajo tratamientos anticuagulantes.
¿En qué consiste el procedimiento?
El O-shot se comenzó a estudiar como una forma de controlar la incontinencia urinaria, sin embargo, los científicos que lo investigaban en Estados Unidos descubrieron que las pacientes a las que se le aplicaba la técnica veían un mejor rendimiento en su satisfacción sexual.
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"Las mujeres tienen más orgasmos, más rápidos y más intensos. Es como regenerar las papilas gustativas", explicó en ginecólogo.
El procedimiento comienza cuando a la paciente se le toma una muestra de sangre. Esta se pone en una centrífuga por 12 minutos para separar los componentes de la sangre y así conseguir el plasma rico en plaquetas.
Una vez que se obtiene el plasma se le aplica anestesia a la paciente y se le inyecta 1 cc de plasma en el clítoris y 4 cc en el también llamado punto G.
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Todo el proceso dura unos 45 minutos. La paciente puede irse para su casa inmediatamente sin requerir una incapacidad e incluso puede tener relaciones sexuales ese día, pero no sentirán los efectos de inmediato.
"Yo no vendo milagros, es regeneración celular, y eso no se da en cuestión de minutos u horas", detalló el especialista.
¿A partir de cuándo se ven los resultados? A nivel internacional se reporta que el 10% de las mujeres ya sienten cambios en la primera semana, pero el efecto real en la mayoría de los casos se da en aproximadamente de tres a cuatro semanas después de la intervención.
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Sin embargo, los efectos tampoco son eternos, se estima que duran entre 12 y 18 meses.
Este procedimiento tiene un costo de $800 (unos ¢460.000). Escalante es el único ginecólogo que lo realiza en Costa Rica, pero a nivel mundial, hay cientos de ginecólogos que lo desarrollan.
Otras opciones en el país
Como se mencionó al principio de este artículo el O-shot no es la única técnica que busca aumentar el deseo o el disfrute sexual en las personas. En Costa Rica, diversos consultorios médicos privados ofrecen otros métodos.
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Uno de ellos es la vaginoplastia o rejuvenecimiento vaginal. Este busca "tallar" o darle tono al músculo vaginal para así devolver una vitalidad que se pierde después de los años o tras uno o más partos vaginales.
También esta la labiaplastia o vulvoplastia, que reduce, agranda o cambia la apariencia de los labios menores (los que están fuera de la vagina). Este procedimiento se aplica principalmente en quienes tienen algún tipo de deformación que hace que sus labios sean asimétricos o en quienes creen que los tienen muy grandes.
Otro procedimiento es la himenoplastia, que consiste en reparar y reconstruir el himen (la membrana que cubre la entrada de la vagina), tejido con el que usualmente nace una mujer y que se "rompe" al perder su virginidad.
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A nivel internacional, hay otros procedimientos que se aplican también a los hombres, como el blanqueamiento del ano o del pene.
Para ello se utilizan técnicas láser que aclaran la piel del órgano sexual. El caso de una clínica en Tailandia donde lo realizan causó revuelo en un congreso médico en París en enero pasado, por ser fuera de lo común y también por los posibles riesgos que podría implicar.
El servicio, en cinco sesiones, cuesta en ese país alrededor de unos $650 (unos ¢372.000) y se tratan alrededor de cuatro pacientes por día.
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