Alfonso Quintas es investigador del Centro Médico del Cáncer de la Universidad de Texas (EE. UU.).
Uno de sus proyectos consiste en el estudio y la búsqueda de posibles tratamientos para la leucemia mieloide crónica (LMC), un mal que presenta entre 150 y 200 casos nuevos al año en Costa Rica.
La enfermedad hace que las células de la sangre comiencen a crecer de manera descontrolada. La Nación conversó con Quintas; a continuación, un extracto de sus declaraciones.
¿Qué es la leucemia mieloide crónica y cómo se manifiesta?
Esta enfermedad se origina a raíz de una fractura del cromosoma 9 y el cromosoma 22. Estos cromosomas ‘intercambian pedacitos’ y crean un cromosoma nuevo, llamado cromosoma Filadelfia.
”Este cromosoma Filadelfia produce una proteína llamada BCR-ABL, que no se encuentra en quienes no tienen la enfermedad. Esta proteína manda señales para que las células crezcan y se reproduzcan más de la cuenta.”
Los medicamentos –como la Tasigna– ya logran neutralizar la acción de la BCR-ABL y esto hace que no haya más células cancerígenas mientras se tome el tratamiento.
”La gente ya no se muere por esta enfermedad como sucedía antes, ya logramos controlar la enfermedad, pero todavía no hay cura.
”Es decir, mientras toma su medicamento, el paciente está bien y no se observan más cromosomas Filadelfia, pero si deja de tomarlo los síntomas vuelven. No estamos curando a los enfermos, solo estamos controlando la enfermedad.
”Hemos visto que hay una porción de estas células que no tiene que ver con la BCR-ABL, y por eso es que la enfermedad persiste”.