Después de 133 días de hospitalización, un niño limonense de nueve años tiene una nueva oportunidad de vivir gracias al primer trasplante de piel hecho en Centroamérica y el Caribe.
Especialistas del Hospital Nacional de Niños salvaron la vida de este menor, quien tenía en su piel infecciones bacterianas muy serias. “El niño venía con muchas lesiones, fiebre alta e infecciones que estaban ‘matándole’ su piel”, explicó Carlos Siri, jefe de la Unidad de Quemados de ese centro médico y quien dirigió la pionera intervención.
En un primer intento, los injertos convencionales con la piel del niño no funcionaron. Entonces, los médicos optaron por hacer un nuevo injerto parcial con el tejido del niño, pero esta vez se cubrió la lesión con piel extraída de un cádaver. Esto, con el fin de proteger al menor de la pérdida de proteínas y líquidos vitales.
El menor se recupera en la Unidad de Quemados del centro médico y podrá regresar a su casa dentro de unas dos semanas.
“Las heridas en su piel ya sanaron lo suficiente como para enviarlo a casa. De hecho, esta semana hasta disfrutó de una fiesta navideña en el Hospital. Pero aún debemos afinar detalles sobre su nutrición.
Además, el niño tuvo que tomar medicamentos muy fuertes para calmar el dolor. Estos debemos suspenderlos paulatinamente. Asimismo, el menor sufrió varicela poco después de su intervención. Esto no afecta mayormente, pero debe tomarse en cuenta”, señaló Siri.
Costa Rica, junto con Argentina y Uruguay, es uno de los pocos países latinoamericanos que aplican esta técnica.
“Es un logro costarricense. La piel fue tomada, procesada, preservada y aplicada por personal netamente costarricense”, recalcó Rodolfo Hernández, director del Hospital Nacional de Niños.
La piel se llevó después al quirófano, se calentó hasta los 37 °C –temperatura promedio del ser humano– y allí se limpió con una solución salina (líquido con sales).
Luego se colocó un injerto de piel tomada del paciente sobre su cadera y muslo, las zonas más afectadas por la infección; sobre esta parte se engrapó la piel donada.
Esta inserción de tejido permitió al menor la regeneración de las células de su piel. En total, el paciente recibió unos 232 cm² de piel donada.
La piel trasplantada permanece un máximo de 20 días en el paciente (al ser un órgano extraño, se genera rechazo después de este tiempo). Si la piel no se regenera en ese período, se hace un nuevo trasplante.
Este primer trasplante de piel salvó la vida de un niño con infecciones bacterianas graves en su piel, pero también puede ayudar a sanar quemaduras.
“Los trasplantes evitan complicaciones en menores con quemaduras en más del 50% de su cuerpo. Si la piel quemada no se quita y se reemplaza, pueden darse infecciones y pérdida de proteínas”, explican los expertos del Hospital.
Las heridas de una quemadura grave no sanan por sí solas. Un trasplante de piel protege la parte quemada y permite que se regenere de forma más rápida.
Los médicos celebran que esta técnica puede salvar a 40 niños por año que llegan al Hospital con quemaduras o con males que destruyen su piel.
Los tejidos se extraen de donantes cadavéricos de entre 18 y 65 años cuyos familiares accedieron a donar la piel. Los técnicos solo toman la capa externa de la piel de la espalda y parte trasera de las piernas.
De cada donante se toma cerca de 1,4 m² de piel, que en laboratorio se expande al doble de longitud. “Donar piel es otra forma de salvar vidas. Aún no tenemos reservas suficientes como para hacer frente a quemaduras de adultos, pero la idea es que dentro de un año tengamos suficiente”, dijo Herrera.