Mujeres correrían riesgo por automedicarse anticonceptivos

Aunque las pastillas e inyecciones para evitar embarazos se consiguen sin receta médica, es vital la guía de un ginecólogo o médico que evalúe posibles efectos secundarios y recete el producto que mejor se adapte a las necesidades y estilo de vida de la paciente

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Son clave para decidir si se tendrán hijos o no, cuándo traerlos al mundo y cada cuánto. Los métodos anticonceptivos, han logrado calar de una manera profunda en la salud sexual y reproductiva de millones de personas al rededor del mundo.

Y, aunque la mayoría de productos destinados a este fin pueden conseguirse sin receta médica, la guía de un especialista es vital para estudiar si la persona (especialmente la mujer, hacia quien van dirigidos los tratamientos hormonales) tiene algún tipo de contraindicación o si, por su estilo de vida o preferencias, le va mejor uno u otro tipo de método.

“Si me preguntan cuál es el anticonceptivo adecuado para las mujeres diría que, en términos generales no existe, porque cada una tiene requerimientos diferentes y ese anticonceptivo debe ser buscado según sus características. Por ejemplo, hay quienes son muy disciplinadas para tomar una pastilla al día, pero otras que dicen ser olvidadizas y no lo lograrían”, afirmó el ginecólogo Agnaldo Silva Filho.

El consejo médico, sin duda, podría evitar problemas que repercutirían directamente en su salud de las pacientes.

“Cada mujer es diferente y tiene características físicas y genéticas propias que deben ser consideradas al momento de elegir un anticonceptivo. No podemos saber (a simple vista) si por antecedentes familiares o por alergias, ella debe evitar algún tipo producto. No podemos saber si sufre de síndrome premenstrual u ovarios poliquísticos y entonces debería utilizar un anticonceptivo determinado", destacó la ginecóloga Josefina Lira.

Según ella, antes de recomendar un anticonceptivo, el médico debe realizar una valoración directa de cada paciente, tomando en cuenta una serie de factores como herencia, edad, enfermedades crónicas, fumado, obesidad, problemas cardiovasculares, periodo de lactancia y várices, entre otras, y, con base en esta información, tomar resoluciones.

Posibles efectos adversos

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Una de las razones por las cuales es necesario el consejo de un especialista es porque, en algunos casos, la anticoncepción, especialmente la que contiene carga de hormonas para evitar el embarazo, podría presentar consecuencias en algunas mujeres.

De acuerdo con la Clínica Mayo, de Estados Unidos, las pacientes mayores de 35 años y que además son fumadoras tienen mayor riesgo de desarrollar coágulos o trombos de sangre que dificulten la circulación.

Personas con hipertensión mal controlada o enfermedades del corazón son otras que deberían consultar antes de utilizar la píldora.

Por su parte, quienes tienen migrañas experimentarían, en algunos casos, un aumento de dolores de cabeza.

Los parches tienen efectos adversos muy similares a los de las pastillas, pero se le puede sumar la irritación de la piel.

En el caso de quienes se colocan la inyección (sobretodo las personas que usan la trimestral) podrían sufrir trastornos del ciclo menstrual.

Asimismo, se ha visto que durante el día de la inyección algunas mujeres pueden sentir dolores de cabeza, náuseas, sensibilidad en los pechos y fatiga; algo que muchas resuelven sin problema, pero otras querrán evitar.

Se tienen informes de que el implante también puede causar dolores en el cuerpo, formación de quistes benignos en los ovarios, cambios de humor y posible interacción con otros medicamentos.

Los dispositivos intrauterinos o DIU, por su parte, no están aconsejados en personas que han tenido problemas en la matriz u órganos sexuales femeninos, aunque lo mejor, en estas situaciones, sería consultar con un médico.

En algunos casos, también se ha notado que la anticoncepción hormonal podría bajar el deseo sexual, por lo que es un tema a conversar con el especialista antes de elegir este método.

Por último, se tienen registros de que con el diafragma o los preservativos, se puede presentar alergia al látex y en ese caso, lo mejor sería explorar otras opciones, bajo el consejo de un profesional. En algunos casos, el diafragma también aumentaría las posibilidades de infecciones urinarias.

¿Qué pasa con los adolescentes?

El conversar sobre posibles métodos de anticoncepción de manera natural desde la adolescencia hará que los jóvenes estén mejor informados, eviten la automedicación y puedan buscar la guía correcta cuando comiencen una vida sexual activa.

Para la ginecóloga Cam Lin Badilla, con esta población se debe hacer énfasis en que la anticoncepción no solo debe verse como un asunto para prevenir embarazos, sino que también es fundamental para bajar el riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS). En este caso. es importante insistir en el uso del condón.

“Es decirles que es un paquete: no es solo tener relaciones, disfrutar, pasarla bien; la sexualidad implica el riesgo de ITS, implica que si no están cuidándose bien o con un método seguro, podría darse un embarazo y el futuro se les podría complicar, dependiendo del apoyo de la familia y de que tan perseverante sean ya con un bebé”, expresó la especialista.

En una entrevista anterior, Rita Peralta, ginecóloga y directora de la Clínica del Adolescente del Hospital Calderón Guardia habló sobre los anticonceptivos específicos para quienes ya iniciaron vida sexual en edades tempranas.

“No podemos pensar que los jóvenes se van mantener castos siempre, los datos nos dicen todo lo contrario, y, si ya están teniendo actividad sexual, necesitan un método anticonceptivo”, aseveró Peralta.

¿Cuál es mejor para ellos? Peralta explicó que, con base en observaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo ideal es que sean medicamentos con las siguientes características: que no sean de uso diario (para evitar olvidos), que el precio no constituya una barrera y que las jóvenes no deban preocuparse por renovarlo cada poco tiempo.

En este caso, entre las alternativas están los dispositivos intrauterinos o implantes, que tienen varios años de duración. Sin embargo Peralta aclaró que hay personas que por su plan de vida prefieren algo menos duradero para tener hijos pronto, por lo que hay que sopesar los pros y contras y hablar claramente con los jóvenes.

Al llegar a una edad mayor

Ahora bien, cuando una mujer se acerca a la menopausia también tiende a dejar a un lado el tema de los anticonceptivos, sin tomar en cuenta que los riesgos pueden continuar en dos vías.

Por un lado, algunas mujeres podrían pensar que al llegar a la perimenopausia (la antesala de la menopausia, donde se menstrúa de vez en cuando) ya la posibilidad de embarazos es nula, cuando en realidad esto no es así y se hace necesario mantener algún tipo de anticoncepción.

Por otra parte, el hecho de no quedar embarazadas, no exime a las pacientes durante la menopausia de contraer alguna ITS, por lo que el uso del preservativo continúa siendo una medida de protección importante.

De acuerdo con los especialistas, es durante la consulta médica que se valoran aspectos como estos para tomar las acciones correctas.

Tipos de métodos anticonceptivos

Los métodos anticonceptivos se dividen principalmente en métodos hormonales y de barrera. Un médico le dirá a la paciente cuál se ajusta más a sus características.

Dentro de los métodos hormonales están:

La píldora. Consiste en tomar una pastilla compuesta por hormonas con regularidad en cuanto a días y horas.

Inyectables. Inyección intramuscular de la hormona progestágena. Slgunas se aplican cada tres meses, otras cada mes. Este método funciona espesando el moco cervical e inhibiendo la ovulación.

Sistema intrauterino. Se coloca dentro del útero. Libera progesterona (un tipo de hormona sexual), que impide que se dé un embarazo. Debe ser colocado por un médico y su duración es de hasta cinco años.

Implante subdérmico. Un tubo de plástico que se inyecta con una aguja especial debajo de la piel del brazo de las pacientes. Contiene hormonas que se liberan para prevenir la concepción. Su duración es de tres años.

Anillo vaginal. Es un aro de un material similar al plástico, de 5 c.m. de diámetro y 4 m.m. de grosor que contiene hormonas similares a las de la píldora anticonceptiva. Se introduce en la vagina, como un tampón, a los 5-7 días de empezar el ciclo, dejándolo dentro durante 21 días. Pasado este tiempo se retira, se deja 7 días de descanso y se inserta otro nuevo.

Parche. Se coloca sobre la piel el primer día del ciclo y se cambia semanalmente durante tres semanas consecutivas. Se descansa una semana y luego se inicia otro ciclo de tres semanas con el parche.

En los métodos de barrera están:

Dispositivo intrauterino (DIU). Este sistema no produce hormonas, es un plástico en forma de T que contiene un alambre de cobre y libera iones de cobre en el organismo para evitar los embarazos. Se debe acudir al especialista tanto para colocarlo dentro del útero, como para sustituirlo cuando vence su vida útil y eliminarlo si la persona desea un embarazo.

Condón masculino y femenino. Están compuestos de látex e impiden el paso de los espermatozoides y de microorganismos de transmisión sexual.

Diafragma. Es una copa de goma flexible que se llena de espermicida y se coloca en la vagina, antes de la relación sexual. Se debe dejar puesto por un periodo de 6 a 8 horas después de la relación sexual. El médico es quien determina el tamaño y tipo apropiado para cada persona.

Otros métodos incluyen.

Coito interrumpido. El hombre debe sacar el pene de la vagina antes de eyacular. La idea es que esto impide que los espermatozoides entren en la vagina. No obstante, este método no es confiable.

Billings. Es un método natural que está relacionado con el período de fertilidad de la mujer y con el moco cervical. Cada mujer tiene uno diferente e independiente, por lo que es un método que debe llevar tiempo de conocimiento y de análisis para saber cuáles son los días fértiles y no fértiles. A una mujer no le sirve el calendario de días fértiles de otra, cada una tiene el propio.