Washington, EFE Las autoridades sanitarias de los Estados Unidos recomendaron, a los aficionados que asistan a los estadios de la Copa Mundial en Sudáfrica, usar protección para sus oídos.
De esta forma se sumaron a las advertencias de varios informes científicos que han advertido sobre los perjuicios causados por las ya célebres bocinas sudafricanas que millones de televidentes en todo el mundo consideran irritantes y que no cesan de escucharse en los campos de futbol de Sudáfrica.
Un estudio de la Fundación Escucha al Mundo, lanzado por el fabricante suizo de audífonos Phonak A. G, señaló que las vuvuzelas pueden alcanzar una intensidad de 127 decibelios; esto es, más fuerte que el ruido de una podadora de césped o una sierra circular.
Con decenas de miles de vuvuzelas en el recinto de un estadio, el ruido alcanza intensidades muy superiores.
Para el espectador que, con suerte, asiste a dos o tres partidos, el efecto es mucho menor que para los jugadores, técnicos, árbitros y periodistas que asisten a varios encuentros.
Los expertos en salud indican que la exposición del oído humano a ruidos por encima de los 85 decibelios puede causar la pérdida permanente de la audición.
Eso no es todo: a otros médicos les preocupa el hecho de que las personas que soplan las vuvuzelas dispersan saliva sobre quienes están alrededor, y eso es un medio propicio para la propagación de las enfermedades infecciosas.
De todos modos, el ruido de las vuvuzelas es lo que ha llamado la atención de la audiencia mundial.
Un estudio publicado recientemente en la Revisa Médica Sudafricana detalló que la intensidad del ruido de la vuvuzela está entre los 131 decibelios en la abertura de la bocina y los 113 decibelios a una distancia de dos metros de la corneta.
Las normas de salud laboral de EE. UU. señalan que una persona no debería estar expuesta a más de 45 segundos diarios de ruidos de 113 decibelio a 2 metros de distancia