El estudio detectó que azúcares presentes de forma natural en la leche materna son idénticos a los receptores del virus, lo que evidencia su potencial como antirrotavirus.
El trabajo define por primera vez la interacción inicial que se produce entre el rotavirus humano “P [8]”, determinados receptores de la mucina (capa protectora del intestino compuesta por proteínas y azúcares) y el epitelio intestinal, según detalla la institución académica.
Se trata de un disacárido (unión de dos azúcares) formado por una galactosa unida a una N-Acetil-Galactosamina, precursor del grupo sanguíneo.
Los investigadores demostraron que este disacárido es el mismo que se encuentra de forma natural en la leche materna bajo el nombre de Lacto-N-Biosa. GDA/El Mercurio/Chile