Hallar la cura para una enfermedad es lo que más anhelan pacientes, médicos y la comunidad científica en general.
Los investigadores hablaban de un proceso de años, pero nadie se había detenido a analizar cuánto tiempo implica o cuántas personas participan.
En el Instituto Gladstone, organización estadounidense de investigación médica, se dieron a la tarea de revisar más de 300 ensayos clínicos que concluyeron en la obtención de unos 200 medicamentos. Con esa base, determinaron cuánto tiempo pasa desde la idea inicial, hasta que el fármaco sale a la venta y se ven efectos positivos en el paciente.
El reporte, publicado en la última edición de la revista Cell , tomó como ejemplos principales dos medicamentos: ipilimumab, usado en el tratamiento del cáncer, y el ivacaftor, que se aplica en pacientes con fibrosis quística.
En el primer caso se necesitaron más de 7.000 investigadores de 5.700 instituciones que trabajaron durante cien años.
Por su parte, el fármaco para la fibrosis quística llevó un camino más corto y menos complejo, pero no por eso menos laborioso: 2.900 científicos de 2.500 instituciones laboraron por 60 años.
Petición. El trabajo, que surge en momentos en que los fondos para investigación son insuficientes, señaló la importancia de que los Gobiernos destinen más dinero a experimentos básicos de compuestos que, en el futuro, podrían convertirse en medicamentos.
“Es nuestra forma de contribuir con la formación necesaria para que los encargados de Gobiernos entiendan la importancia de investigar, antes de desarrollar los tratamientos para distintas enfermedades, y puedan destinar apoyo a la búsqueda de curas”, manifestó Sanders Williams, coordinador del análisis, en un comunicado de prensa.
Esta no es la primera vez que se expone sobre lo difícil de obtener fármacos eficaces.
En una entrevista previa con La Nación, Magid Abou-Gharbia, quien participó en hallazgos de antidepresivos y un fármaco para el cáncer, dijo lo frustrante que puede ser el proceso.
“Llevábamos como 11 años de estudiar tres posibles medicamentos contra la esquizofrenia y ninguno funcionó. Ni uno solo. Eso me golpeó. Era no solo lidiar con mi frustración personal, el de ver que el trabajo de años no tuvo buenos resultados y el animar a todo un grupo de científicos que trabajó arduamente y también se sentía frustrado”, relató.
Por ello, los científicos apuestan a más inversión en las etapas iniciales, con el fin de evitar que la inversión en algo que va por mal camino, sea aún mayor.