Gabriella van Rij es una activista de la prevención del acoso escolar o matonismo ( bullying ), y figura frecuente en programas de televisión de ABC, NBC y Fox.
Su campaña La bola de la bondad humana usa la bola como metáfora para decir que “hay que pasar la bondad entre las personas y no dejarla caer nunca”.
Nacida en Pakistán, Van Rij fue adoptada por una familia holandesa cuando la adopción intercultural era insólita.
Sus experiencias y su conocimiento sobre el matonismo los comparte en dos libros: Con toda mi fuerza ( With All My Might ) y Yo puedo sacar fuerzas ( I Can Find My Might ). Participa también en un documental titulado Our Silence Is Complicity ( Nuestro silencio es complicidad ).
Esta activista social visitó el país para perfeccionar su español y dio charlas en escuelas y colegios, así como a autoridades. Este es un extracto de una conversación con ella.
¿Qué es el bullying ?
El bullying o matonismo es una forma extrema de maldad que continúa día tras día hasta que hace imposible tener una vida normal. La vida de los niños o de las personas que sufren bullying se paraliza y se estanca.
”Ojo, que no estamos hablando de burla. La burla es pasajera y es hasta parte de la vida; el bullying , no. Por ejemplo, si uno va por la calle y se cae por cualquier causa, es normal que la gente se ría; no es maldad: es una reacción. Esto es burla. El bullying es la necesidad de que otros se sientan tan mal como nosotros.
”Yo diría que de todas las formas de bullying , el cyberbullying , ese que se hace en Internet, es el peor de todos”.
¿Por qué es el peor?
Cuando una persona es ofendida en la vida real, puede afrontar a su ofensor y hallar la manera de superar ese matonismo. Cuando se hace en Internet, eso no es posible porque no hay ‘rostro’.
”Allí, en Internet, es una ofensa de todos y de ninguno. Es más difícil ponerle fin y superarlo”.
¿Cómo definiría usted quién es un matón o bully ?
Yo pienso que un bully y su víctima son un espejo. Sé que de entrada esta afirmación suena extraña y hasta contradictoria, y por eso me explico.
”Generalmente, un bully es una víctima que fue maltratada en el pasado y dijo ‘hasta aquí. Antes de que alguien me ataque, ataco yo primero y más fuerte’.
”Un bully es una persona que decide que cambiará su comportamiento para evitar que la agredan o lastimen. Mientras tanto, la víctima es una persona que todavía está estancada en el miedo y en el ‘pobrecito yo’ ”.
¿Cómo pueden ser iguales?
Hay al menos cuatro cosas comunes entre el bully y su víctima. Ninguno de los dos tiene buenos amigos o amistades que ellos consideren reales; es decir, ambos se sienten solos en alguna medida. Además, tienen mala autoestima y mala autoimagen.
”La suma de todos esos miedos y el sentimiento de soledad les genera una gran inseguridad en algún ámbito que luego se extiende a todos los ámbitos de la vida”.
¿Por qué la bondad es la solución? ¿Cuál es la técnica?
La técnica que yo uso con niños propicia un encuentro entre el bully y la víctima, sin sus padres ni sus maestros de siempre, solo con una persona externa.
”Esa persona debe hacer contacto visual y, de ser posible, físico con el bully y preguntarle, con bondad genuina y respeto, sin acusarlo: ‘¿Por qué estás triste? ¿Qué te causa dolor?’.
”Después de eso, solo se guarda silencio el tiempo que sea necesario, minutos u horas. Es un espacio valioso para que el bully se dé cuenta de que en realidad está triste y siente dolor por algo que ocurrió en el pasado que no ha sabido superar hasta hoy.
”Es probable que esa persona reaccione, se impresione mucho e incluso llore. Quizás sea la primera vez y la única que alguien le pregunte algo así.
”En grupos de adultos, a veces la gente explota en lágrimas al reconocer que es un bully porque algo lo marcó y recuerda el día y la hora exactos de ese trauma.
”Luego se le pregunta a la víctima: ‘¿Por qué estás enojado?’. En este punto, es probable que él entienda el dolor de ese bully ”.
¿Se trata entonces de humanizar a los matones frente a sus víctimas?
Precisamente. Cuando las víctimas los ven tristes, entienden que no son monstruos, que tienen miedos y sufrimientos como ellos.
”Desde allí se genera la empatía, y así es posible generar soluciones. No es que se hagan amigos: es abrir la oportunidad real para entender qué es lo que duele o molesta; desde allí sí se puede cambiar”.