Un universitario en Estados Unidos transformó un teléfono inteligente en un microscopio comparable a los que se encuentran en los laboratorios de los centros de investigación.
El inventor, Kenji Yoshino, afirma que cualquier persona podría hacer lo mismo con $10 (¢5.000 ) y un poco de entusiasmo.
Su creación consiste en una plataforma sobre la cual se coloca el teléfono. En la parte de abajo se pone el objeto por observar y con unas tuercas se ajusta su altura para poder enfocar.
Yoshino estudió Química en Grinnell College, en Iowa, Estados Unidos, y en la actualidad es parte de un programa del Instituto Médico Howard Hughes.
Además, en su tiempo libre colabora con Grin City Collective , una iniciativa que busca integrar ciencia y arte en la educación.
Desde esa incubadora de ideas, Yoshino pensó en poder acercar a la población general a la ciencia.
Así que, cuando escuchó que alguien había hecho que un teléfono fotografiara objetos pequeños, decidió intentarlo por sí mismo.
Proceso creativo. El invento anterior había sujetado una lente colimadora de un puntero láser a la cámara. Una lente colimadora o de enfoque ( plexiglass ), recibe la luz y la apunta en una sola dirección.
Yoshino también lo intentó, pero descubrió que el movimiento natural de la mano dificultaba enfocar el objeto. Ese sistema, además, no permitía iluminar la muestra adecuadamente.
La conclusión de Yoshino fue que el mecanismo de un microscopio convencional daría estabilidad. Este incluye una fuente de luz, un objetivo que amplía la imagen y una platina donde se coloca la muestra.
Al mismo tiempo se preguntó: “¿podré ver células por menos de $10 en una tarde?”.
Al final, el proyecto tardó una semana debido a su carga de trabajo y estudio; pero la construcción en sí le tomó unas pocas horas.
Para concebir esta plataforma, Yoshino se apoyó en su conocimiento como técnico en teatro.
Ahí aprendió a resolver problemas de manera creativa: “¡En teatro soñamos, pero con presupuesto limitado!”.
De esta forma, con materiales baratos, como plywood y láminas acrílicas, construyó un microscopio semejante a los modelos básicos que hay en laboratorios.
El costo estimado no incluye la lente colimadora del puntero láser, ya que esta se puede obtener de punteros en desuso.
Un puntero nuevo en tiendas cuesta al menos ¢15.000, pero en Internet los hay de ¢2.000.
Con este soporte, la capacidad de aumento de la cámara del teléfono se incrementa a 175 píxeles, o incluso a 325 si se usan dos lentes.
Aplicaciones. Con esta iniciativa, Yoshino busca “traer de vuelta el entusiasmo al proceso de aprendizaje”. También, quiere abordar dos problemas.
El primero es la educación en escuelas y colegios que carecen de laboratorios. Al observar cosas como cáscaras de cebolla, él espera que los estudiantes se motiven y se acerquen a la ciencia. El otro problema es el que afrontan profesionales en organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF), en zonas de difícil acceso. Para ello, Yoshino quiere desarrollar un modelo más resistente y duradero.
En el pasado, este químico ya había trabajado la madera y el metal. En una ocasión transformó un par de esquíes en arcos de tiro.
Yoshino ha recibido mensajes de agradecimiento de educadores y científicos que han usado su invento en labores de campo.
Su video ha sido visto más de un millón de veces. Asimismo, una feria en el estado de Oregón dio financiamiento para que niños elaboren unas 100 muestras.