Chile. El Mercurio /GDA. En la sociedad moderna, es creciente el número de hombres y mujeres que duermen menos de siete horas diarias. Lo que jamás se imaginarían es que, además de amanecer agotados, se despiertan, literalmente, ¡hambrientos!
Un estudio realizado por la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, comprobó que dormir poco hace que la gente aumente en un 33% un compuesto conocido como 2-AG.
Ese compuesto activa el llamado sistema endocannabinoide que está en el cerebro, el mismo que es estimulado por la marihuana y que aumenta el apetito por alimentos ricos en calorías, como galletas, caramelos y golosinas.
“Es un mecanismo que incrementa el deseo hedónico de comer, y por eso se eligen alimentos apetecibles”, señala la doctora Erin Hanlon, autora principal de este estudio.
El aumento máximo del 2-AG se suele producir poco después del mediodía. Luego, su nivel se reduce, aunque en quienes tienen déficit de sueño, se mantiene alto hasta por 21 horas.
Y mientras esto sucede, estas personas comen con un exceso de calorías, porque eligen productos con el doble de materia grasa, según se publica en la revista Sleep.
Efecto dominó. En las pruebas, los participantes que durmieron poco por cuatro días consumieron hasta 300 calorías adicionales. Pero hay evidencia de que este efecto es rápido. “Hay estudios que demuestran que, con solo una noche que se duerma poco, ya se producen alteraciones de la insulina y aumenta el azúcar en el organismo”, advirtió Leonardo Serra, neurólogo del Centro de Sueño de la Clínica Alemana.
En estas personas, lo que sucede es que se desincroniza la biología normal, porque comen a horas en que el organismo no está preparado para digerir esos alimentos, manifestó Serra, quien agregó: “Lo que ingieren se convierte en grasa y terminan con sobrepeso u obesas”.
Según reveló la investigación, quienes tenían deuda de sueño, comenzaban a consumir golosinas solo dos horas después de haber almorzado, conducta que mantenían durante el resto de la tarde y ya entrada la noche.
“Pese a las limitaciones del estudio, como la pequeña cantidad de voluntarios –14 personas– o bien los pocos días que duraron las pruebas, los hallazgos son claramente significativos y consistentes”, afirmaron los autores.
“Si tiene una barra de chocolate y ha dormido lo suficiente, entonces podrá controlar su impulso de comerla. Si no ha dormido lo necesario, su impulso se hace más fuerte y su habilidad para resistir, más débil”, concluyó la doctora Hanlon.