Nunca dormimos suficiente. Durante años hemos escuchado esa queja, pero los expertos temen que la vida moderna de hoy esté causando una “epidemia de sueño”.
Tras realizar una encuesta en línea donde se mostró que el 59% de los adultos en Inglaterra duermen siete horas o menos por noche, el psicólogo Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire, se asustó. “Tener menos de siete horas de sueño por noche es menos de lo recomendado y se asocia con una serie de problemas, incluida el alza en el riesgo del aumento de peso, ataques cardíacos, diabetes y cáncer”, dijo el investigador.
Su estudio señala una causa potencial de la falta de sueño: 78% del total de encuestados –91% en el rango de 18 a 24 años– habían utilizado una computadora, un teléfono inteligente o una tableta dos horas antes de irse a la cama. “La luz azul de estos aparatos suprime la producción de melatonina, la hormona que induce al sueño, así que es importante evitar su uso antes de acostarse”, explicó Wiseman.
Por el contrario, dormir bien se asocia con buena salud. Científicos alrededor del mundo han reportado, entre otras cosas, que el dormir bien mejora las oportunidades de sobrevivir en el caso de mujeres con cáncer de mama avanzado; poco sueño duplica la tasa de hospitalización en pacientes con problemas cardíacos; los niños pequeños que duermen menos, comen más; la pobre calidad de sueño está asociada a una aceleración del deterioro cognitivo en hombres mayores; un sueño de mala calidad activa genes que llevan a la depresión; el sueño fragmentado acelera el crecimiento de tumores , mientras la privación de sueño lleva a la pérdida de células del cerebro.
Hace mucho, los epidemiólogos habían notado una relación entre sueño y enfermedad. Las personas que dormitan entre siete y ocho horas por noche tienen mejor salud. La tasa de muerte crece no solo cuando el promedio de duración del sueño se reduce a menos de siete horas, sino también cuando aumenta más allá de ocho.
La solución no son tratamientos a largo plazo con pastillas para dormir, casi ningún profesional lo recomienda. Las apuestas más saludables pasan por evitar la actividad mental intensa antes de ir a la cama y la luz artificial o brillante.