Cuidadores: cómo elegirlos y también cómo cuidarlos

Ya sea que un familiar vaya a hacerse cargo o que se contrate el servicio, son muchas la variables que deben considerarse por el bien del paciente y del encargado de atenderlo

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El tiempo pasa y su papá, mamá, abuelo o algún familiar adulto mayor comienza a perder independencia debido a una enfermedad, accidente o al deterioro cognitivo. Surge entonces la necesidad de que alguien asuma el rol de cuidarlo, en ocasiones a tiempo completo, es decir 24/7.

Aunque se cree que este proceso de cuido puede resultarle natural al ser humano, son muchos los aspectos que deben tenerse en cuenta antes de asumir una labor como esta o contratar a alguien para que la haga.

“Debemos centrarnos en el adulto mayor, no en el servicio. Conocer bien a la persona, cuáles necesidades tiene, qué dificultades presenta, en qué necesita ayuda y en qué no. No es lo mismo alguien con deterioro cognitivo a alguien con alguna discapacidad física. También debemos tomar en cuenta sus gustos y aficiones, cómo le gusta pasar el tiempo”, explicó la gerentóloga Katia Sevilla.

Según ella, es indispensable tomar en cuenta las opiniones del adulto mayor: ¿qué ha dicho que necesita?, ¿con quién de su familia se siente más cómodo? La familia debe sentarse a conversar con él o ella.

“Cuando los familiares se encargan del cuido, el tema se presta muchas veces para pleitos entre hermanos porque en algunos casos la tarea se recarga en un solo miembro.

"Entonces, lo que debemos hacer en la familia es un inventario de recursos, cada uno de nosotros es un recurso. Hay quienes no pueden estar a la par de la persona por razones de trabajo o estudio, pero entonces habrá quienes sean más hábiles para gestionar citas médicas o con algún otro profesional de la salud, o para la logística del lugar, o para hacer reparaciones en la casa, o para cocinar y dejar lista la comida de la persona”, destacó Sevilla.

La ciencia está en saber organizarse.

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El cuidador no puede ‘descuidarse’

Las personas que ejercen las labores de cuido de un adulto mayor también deben cuidarse a sí mismas y recibir apoyo.

De acuerdo con Sevilla, el trabajo puede ser muy desgastante y desencadenar el síndrome del cuidador quemado, que no solo tiene síntomas de fatiga, rasgos depresivos y de ansiedad, también puede causar síntomas físicos.

Además, es necesario considerar que un cuidador en estas condiciones no podrá atender de la mejor forma y, tanto esta persona como el paciente podrían verse seriamente afectados.

Un estudio elaborado por investigadoras del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, España, indicó que aproximadamente el 80% de quienes cuidan a un familiar de manera habitual sufren un elevado nivel de ansiedad y estrés, independientemente de las variables sociodemográficas. El análisis fue elaborado por las especialistas Ruth María Calero y José María Roa.

Otra situación muy común entre los cuidadores es que ellos sienten que nadie más puede atender bien al paciente, se les dificulta delegar.

En ese sentido, en el 2018, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) dio a conocer los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Cuidados y Apoyos y se vio que el 83% de los encuestados no dejarían el cuidado de su adulto mayor enfermo en manos de terceros y el 38,7% señaló que, en caso de que necesitara apoyo para realizar sus tareas, tampoco cuenta con esa colaboración.

"Debemos confiar en las otras personas de nuestra familia. Ellas nos informarán si algo realmente grave pasa, mientras tanto, usted tiene derecho a tiempo en solitario, tiempo de pareja, con amigos o con otros seres queridos”, destacó Sevilla, al dirigirse a los cuidadores.

La especialista indicó que los otros miembros de la familia también deben preocuparse de que el cuidador principal descanse y tenga ratos de ocio. Es imprescindible que disfrute al menos de un día libre a la semana.

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Según la especialista, hay señales claras de que un cuidador podría estar cerca de un colapso. Dentro de ellas están el tener pesadillas, dormir menos de lo habitual, presentar pensamientos recurrentes, brincarse horarios de comida, manifestar agotamiento, ansiedad, desesperación y sentir que es más trabajo del que se puede soportar.

En estos casos, la persona debe abrirse espacios para descansar o al menos cambiar con otro familiar para que durante algún tiempo este tenga el rol protagónico del cuido.

¿Qué sucede cuando el cuidador es otro adulto mayor que también requiere ciertas atenciones? Sevilla explicó que esto es muy común en matrimonios, donde usualmente la mujer asume el papel de cuidadora y, por la formación que posiblemente ella tuvo, verá que esto es parte de sus labores como esposa y no permitirá que nadie más asuma ese papel.

¿Qué pueden hacer los hijos, por ejemplo, para manejar una situación como esta? El sentido común y la empatía, son dos habilidades clave en estos casos.

“No vamos a entrar en lucha de poderes, esa es la casa de su mamá y usted no va a poner reglas de buenas a primeras. Si su mamá es la cuidadora de su papá, usted apoye en labores de logística, como de limpieza de casa y lavado. Eso sí, siga las mismas reglas, no cambie nada de lugar, no cambie estilos, esa no es su casa. Respete los procesos de cómo su mamá mantiene las cosas”, acotó la especialista.

Contratar a un profesional

También es común que en algunas familias las personas tengan que trabajar fuera y no puedan dedicarse a las labores de cuido. Entonces surge la necesidad de buscar a alguien para esta labor. ¿Qué pasos seguir?

Antes de contratar al vecino o a un amigo, es bueno saber que existen personas que estudian y se forman para ser cuidadores de adultos mayores.

En el Ministerio de Trabajo existe una bolsa de empleo en la cual los interesados en contratar cuidadores pueden hallar una opción adecuada a sus necesidades.

El costo por día de estas personas está establecido en ¢13.500. El trabajo que realizan es distinto al que efectúa un asistente de pacientes (cuyo trabajo se enfoca más en salud física y funcional), por lo que cada familia debe sopesar las necesidades de su adulto mayor.

“Independientemente de la decisión que tomen de a quién contratar o elegir, hable con la persona que ofrece el servicio", enfatizó Sevilla. Entonces, analice cómo es su estilo de cuido; si es de las que respetan la autonomía del adulto mayor o de las que no los dejan hacer nada. Si es así, piense cómo eso puede afectarle a su ser querido.

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Sevilla advierte que es bueno que usted indague dónde obtuvo esa persona la certificación, y además de eso pregunte en qué consistió la formación. Esto porque hay lugares en donde por pocas horas de teoría podrían formar a un cuidador, mientras que en otros sitios si se requiere de un aprendizaje de varios meses que incluye horas de teoría y de práctica.

Al respecto, la Encuesta Nacional de Cuidados y Apoyos del IMAS reveló que el 80% de las personas que tiene a su cuidado un adulto mayor enfermo en Costa Rica afirma no sentirse capacitado para realizar dicha tarea. Por lo tanto, es indispensable tomar esto a consideración.

¿Qué más tomar en cuenta a la hora de contratar? “Lo más importante es que ese adulto mayor esté presente en la entrevista. Es necesario que quien va a ser cuidado tenga voz y voto sobre quién lo cuidará. Si hubo ese clic o química entre el adulto mayor y el cuidador ya el 75% del trabajo está hecho. Si en cambio usted le impone a la persona el cuidador, puede más bien volverse atrás en el proceso”, enfatizó Sevilla.

No obstante, el tomar una decisión sobre quién o quiénes serán los cuidadores no exime a la familia de estar monitoreando constantemente cómo está la relación entre cuidador y adulto mayor, y ver los resultados.

“El mensaje final es que escuche a ese adulto mayor y tome en cuenta cómo se siente, la comodidad con el cuidador o cuidadora es vital para su bienestar y avances”, concluyó la especialista.