Flor Morales presentaba serios problemas para movilizarse desde hace más de año y medio, porque tenía una hernia que le colgaba de su abdomen.
"Me sentía muy mal. Era muy incómodo realizar hasta las actividades más básicas", comentó la mujer de 58 años, quien fue sometida a una cirugía en el Hospital México en la que se utilizó una técnica única en Centroamérica.
El problema de Morales comenzó con un orificio de la musculatura de la pared abdominal, el cual le provocó que las vísceras se salieran de su ubicación normal y se alojaran en una especie de saco cubierto por la piel.
La salida de las vísceras en estos casos de hernias gigantes es tal que los músculos de la pared abdominal pierden sostén y se contraen. Entonces, pareciera que los pacientes tuvieran grandes protuberancias colgando del abdomen.
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Usualmente es muy difícil darles tratamiento a estos casos, pues las cirugías convencionales con las que se tratan las hernias de menor tamaño no funcionan para devolver las vísceras a su lugar en una hernia de gran tamaño. Anteriormente, estas personas se incapacitaban y tenían muy poca calidad de vida.
Otra de las desventajas es que por el tipo de bulto que se hace en sus cuerpos, a estos pacientes no les queda la ropa que se vende en las tiendas y la mayoría debe buscar hacerse ropa a la medida de su malformación. Otras personas deben comprar tallas más grandes y arreglarlas con una costurera.
La hernia de Morales llegó a tener un tamaño aproximado al de dos balones de fútbol juntos.
Este tipo de hernia de tan grandes magnitudes es muy rara, si acaso se ven un par de casos al año.
La solución
Esteban Mora, cirujano que lideró el procedimiento, comentó que esta vez se utilizó una técnica llamada neumoperitoneo. El procedimiento consiste en colocar un catéter en el abdomen tres o cuatro semanas antes de la cirugía e introducir progresivamente aire.
"Eso permite una mejor forma de trabajo para poder tratar el problema", explicó Mora.
Después de estas tres semanas, se llevó a la mujer al quirófano. El aire que se introdujo permitió mayor espacio para trabajar, se separó el abdomen en varias capas, se logró la reubicación de las vísceras en su lugar y se colocó una gran malla que mantiene todo en su sitio.
Posteriormente, cirujanos reconstructivos eliminaron el sobrante de piel. Todo el procedimiento tardó seis horas.
Ahora Morales tiene una apariencia normal y, según los médicos, su calidad de vida poco a poco volverá a ser la de antes de la hernia. Mientras tanto, deberá seguir bajo vigilancia para monitorear su evolución.