Liseth Monge tiene 32 años, hace seis conoció a Cupertino, un zaguate que cambió su vida, la de su familia y la de decenas de perritos que, al igual que él, fueron recuperados y encontraron un hogar.
Cuper, como le llaman de cariño, es diabético y un poco pasado en años. Cuando encontró a Liseth no se veía muy bien, no tenía pelo y estaba flaco. Aquella imagen la conmovió lo suficiente como para hacerlo parte de su familia.
“Después de saber que Cuper era diabético, no pude volver a ver perritos sufriendo. Sentía esa necesidad de ayudarlos”, comentó la nueva madre del callejero, quien para poder mantenerlo sano se capacitó como técnica veterinaria.
Ahí comenzó todo. Lo que hasta ahora era el hogar de Monge y su familia, se convirtió en la casa de cuido de decenas de perros.
Actualmente, Ayuda y Bienestar Animal con Amor, nombre que recibe el centro de rescate ubicado en Turrúcares de Alajuela, alberga a 37 animalitos, mientras que otros 18 que ya fueron tratados se encuentran en casas “cuna o de cuido”, esperando a ser adoptados.
Pese a la urgencia de ubicar en verdaderos hogares a los perros, Monge toma el tiempo para realizar lo que ella llama “un proceso de solicitud de adopción”, ya que asegura que cada perrito cuenta con una personalidad distinta, gustos y necesidades, por lo que es necesario que sean compatibles con la familia que los adopte.
“Es necesario ser sincero con quienes los adopten y contar como realmente es el perro. Por ejemplo, tuve uno que le encantaban las frutas y subirse a los árboles a comérselas, estuvo con nosotros hasta que encontramos a una mujer que compartía sus gustos, era vegetariana. Ahora se llevan muy bien”, recordó Monge.
Las vacunas, los collares antipulgas y tratamientos especiales para los llegan al centro, elevan los costos de manutención. Mensualmente se requieren al menos ¢400.000 para atenderlos.
Para poder ayudar a los caninos, Monge se preparó en primeros auxilios, adiestramiento y hasta sacó un título de técnico en veterinario.
Ahora vecinos y desconocidos la buscan para solicitar ayuda. Monge no trabaja sola; su sueño de sanar y conseguirles hogar a cientos de perritos es compartido por un grupo de voluntarios.
El proyecto es parte de una campaña de responsabilidad social de la firma Huawei, la cual pretende poner a disposición del centro las herramientas tecnológicas necesarias para que logren sus objetivos. El apoyo se brinda en el marco del lanzamiento oficial del eslogan de la marca: hacer las cosas posibles, explicó Karla Alvarado, gerente de Mercadeo de Huawei.
Según cálculos de la organización Protección Animal Mundial, en aproximadamente un 17% de los hogares de la Gran Área Metropolitana dejan a su mascota salir sola a la calle, lo que convierte a 99.000 perros en potenciales víctimas de abandono.