México.
A primera vista parece un perro pequeño y rechoncho, con correa y suéter, pero no ladra, sino que chilla agudamente. Es un minicerdo paseando en el asfalto, última moda en mascotas y símbolo de estatus en Ciudad de México.
"En mi familia estamos medio locos, no somos normales. En una hacienda vi cerditos vietnamitas y me enamoré de uno y dije 'quiero uno, quiero uno', hasta que llegó Miku", comentaTania Loaeza, ama de casa que desde hace un mes tiene en su casa a una 'minipig' que también es la delicia de su hijo Allan.
El animalito se adaptó rápidamente a la vida casera y se ha mimetizado con su familia: si corren, corre; si gritan, chilla; si ríen, sonríe.
"Es como la hermanita menor, ya está igual de loca", dice Loaeza al subrayar que, contrariamente a lo que pueda pensarse, su cerdita "es muy limpia".
"Avisa a mi marido cuando quiere hacer sus necesidades", cuenta.
La moda empezó hace unos años en Europa para luego contagiarse a Asia y Estados Unidos. Ahora toca puertas latinoamericanas por México, donde los cerditos cuestan hasta 1.800 dólares y se han convertido en símbolo de estatus.
Xhantal Bobadilla, veterinaria especialista en porcinos, decidió lanzarse a la crianza tras adquirir un minicerdo y percatarse de la sensación que causa este animal, fuertemente arraigado a la cultura popular mexicana gracias a canciones infantiles como "Cochinitos dormilones" de Francisco Gabilondo Soler "Cri-Cri".
"La gente reacciona con agrado y sorpresa cuando ve un cerdito", dice Bobadilla, mientras una "cochinita" negra con tutú rosa se acurruca en su regazo en una fría mañana en un parque. Muy cerca, su papá Gusfredi, blanco manchado, juega entre perros que lo husmean como asombrados.
Con dos hembras y un macho, Bobadilla y su socio Daniel Muñoz han criado 12 ejemplares, 10 de ellos ya vendidos. También tienen pedidos pendientes, incluidos de otras zonas de Latinoamérica, vía su página de Facebook MiniPigs DF.
"Yo vi que lo tenía París Hilton y por eso me decidí a comprar mi cerdito", comenta Diana Méndez mientras pasea a su animalito en el barrio acomodado de Polanco.